Camino a la cafetería me cuestioné sobre la decisión que había tomado, me sentía mal por Noah, estaba ignorando todas sus llamadas y mensajes en los que me invitaba a desayunar o a dar una vuelta en la tarde.
No era momento para arrepentirse porque ya nos encontrábamos en Think, cafetería a la que vine cuando compramos los regalos de Navidad con Lucas.
— Deberías ponerte un poco de ungüento sobre tus heridas, deben dolerte mucho — lo miré con preocupación.
—Te veías muy bien anoche — cambió de tema — No pensé que eras de la clase de chica que le gustaba utilizar ropa descubierta — murmuró mirando hacia la ventana.
Me molestaba que en todo este tiempo que hemos estado en la cafetería, ni una sola vez me ha mirado a los ojos, se la pasa viendo por la ventana. Debe estar avergonzado por lo sucedido o está tan enfadado conmigo que se rehúsa a verme.
—Me gusta usar esa clase de prendas — mentí. Anoche me sentí muy expuesta y peor con la mirada de varios chicos sobre mí.
—Te quedan bien, pe