36
— Euh… yo y Ryan, Ryan y yo, como nosotros…
— Bella, déjà de complicar las cosas y dilo.
Suso y cierro los ojos.
— ¿Puedes llevarnos, Ryan y yo ? Lo digo rápido, para que no entienda nada, y no tengo ninguna intención de repetirlo.
Abro los ojos y lo veo mirándome, completamente sin expresión.
Con cara triste, continúo :
— Quiero decir que seguimos encerrados en la casa como prisioneros. Por favor, llévanos a algún lado. Ryan también merece salir y divertirse. Ver películas todo el tiempo ya está aburrido. Y la sala de juegos, siempre con las mismas cosas, también acaba cansando. Necesita descubrir algo más, como los otros niños. Tiene derecho a vivir cosas. Me pone tan triste ver a mi pobre bebé atrapado en una habitación sin hacer nada más que estudiar. Como padres, podríamos hacer eso por él. Verlo feliz, ver a mi bebé sonreír. Al final termino.
Frente a mí, veo a Liam mirándome con una expresión vacía. Me giro para mirar a Ryan, que tiene la boca abierta… ¿Sorpresa ? ¿Impactado ?
Ryan cierra la boca y traga con dificultad.
¿Hum… dije muchas cosas ? ¿Sí ?
Luego, Ryan aplaude lentamente con la misma expresión.
— Mamá, este discurso estuvo increíble.
Sonrío y miro al frente, viendo a Liam sacudir la cabeza, incrédulo.
Hago un puchero mientras le lanzo una mirada de cachorro.
— Por favor, Liam.
Él suspira, molesto, y se levanta de su asiento. Ajusta su traje.
— Bueno. Vamos mañana.
— ¿De verdad ? — exclama Ryan, todo feliz.
Liam lo mira y dice :
— No estoy dispuesto a escuchar otro discurso largo de tu madre, así que mejor vamos.
— ¡VAYA ! ¡Por fin ! — grita Ryan antes de abrazarme. — Muchas gracias, mamá. Te quiero mucho. Eres la mejor.
Le beso la mejilla.
— Todo el amor para mamá, nada para papá — dice Liam.
Lo miro y acerco a Ryan hacia mí.
— Demonio celoso.
— ¿Vale, soy el demonio ? Pues entonces no vamos a ningún lado.
Mis ojos se abren como platos.
— ¡No, no, no, perdón ! ¡Por favor, no !
Susurro al oído de Ryan :
— Ve y bésalo.
Ryan se levanta de su asiento y corre hacia Liam. Liam toma a Ryan en brazos. Ryan lo besa en la mejilla ; Liam le sonríe y lo besa de vuelta.
— Gracias, papá, te quiero.
Después de dejar a Ryan en el suelo, Liam sigue de pie.
— Todavía estoy esperando — dice Liam.
— Ya te besó. ¿Qué más quieres de este niño ? — respondo, tratando de defender a mi bebé y salvarlo del papá demoníaco.
— Bueno, este niño no me llamó Demonio. Así que quien me llamó Demonio tiene que pagar un precio — dice Liam.
Bajo la mirada y me muerdo el labio.
— Estoy esperando, Bella.
¿Quiere que lo bese también ?
— Mamá, tienes que hacerlo, ¡vamos !
Vamos, Bels, no es la primera vez, puedes hacerlo. Sé fuerte, Bels, y hazlo.
Sí, puedo hacerlo. Es solo un beso, ¿no ?
Sí.
Pero, ¿por qué quiere de repente que lo bese ?
¿Cómo podría saberlo ? Yo soy tu conciencia, no la suya.
Sí, está bien. De todos modos, este hombre es capaz de todo, ¿cómo puedo olvidar que es un verdadero tonto bipolar ?
— Tierra a Bella.
Salgo de mis pensamientos cuando Liam me llama.
Me levanto de mi asiento y me acerco a él. Me quedo frente a él. Inclino mi cara hacia sus labios, cierro los ojos.
¡Dios ! Siento como si mariposas estuvieran teniendo una fiesta en mi estómago.
Me siento tan nerviosa en este momento, y también excitada ; es la primera vez que me pide un beso.
Eso cambia todo.
Estoy a punto de besarle cuando siento que se aleja. Abro los ojos y lo veo, de pie a cierta distancia, mirándome con cara confusa. Le devuelvo la misma mirada.
— ¿Qué haces ? — pregunta él.
— Tú me dijiste que te besara, eso es lo que estoy haciendo.
— ¿Qué ? — pregunta él, frunciendo el ceño.
— Un beso. Eso es lo que querías.
Miro a Ryan y lo veo darse un golpe en la frente. Cuando me giro hacia Liam, lo veo mirándome, incrédulo.
— ¿De verdad pensaste eso ? Te pedí que te disculparas. Limpia tu cerebro, Bella.
¿¡QUÉ !? Quería que me disculpara, y yo… Bella, eres tan tonta.
Me siento un poco decepcionada. Claro que estoy decepcionada ; tenía ganas de besarlo.
— Entonces, Bella, ¿me vas a pedir disculpas ? — pregunta él con una sonrisa diabólica.
No sé por qué, pero la rabia sube en mí y respondo :
— No, no las tendrás. Eres un demonio, esa es la verdad.
Con eso, subo a mi habitación.
Paso todo el día en mi habitación, sin hacer nada. Ryan viene a verme varias veces para animarme y, como siempre, lo logra. No me pueden culpar, chicos. La carita de puchero de este pequeño ángel es mi punto débil.
Ryan y yo estamos sentados en mi habitación, y lo miro, aburrida.
— Mamá, esto es tan difícil. Mi cerebro inteligente odia las matemáticas — dice Ryan. Lleva treinta minutos intentando resolver un problema sin éxito.
— Mi amor, por eso mamá odia las matemáticas.
— ¡Espera, se me ocurre una idea ! — digo, toda emocionada. Ryan me mira, lleno de esperanza.
— Hagamos una pausa un momento, y lo intentamos después.
— ¡Sí ! ¡Mamá, suena bien !
— Lo sé, soy genial. Entonces, ¡vamos a bailar !
— ¿Bailar ?