C227: Un antes y un después.
Lo que inquietaba más a Charlie era la forma en que esos hombres nuevos se comportaban. Se ubicaban en diferentes zonas del salón, como si no tuvieran relación entre sí, como si hubiesen venido solos. Cada uno pedía su copa, miraba a los bailarines y reía poco. Algunos se mostraban más participativos, otros simplemente se mantenían en silencio, bebiendo con lentitud, con los ojos perdidos en el humo del ambiente.
De pronto, uno por uno, comenzaron a pedir por los bailarines. Pedían estar a solas con ellos, en habitaciones privadas, como lo hacía cualquier cliente que quería un momento íntimo lejos de las miradas. No hubo nada fuera de lo común en eso. Cada uno lo hizo a su tiempo, sin apuro, sin mostrar ansiedad. No se vieron guiños, ni gestos entre ellos. Actuaban como completos desconocidos.
Pero lo que realmente llamó la atención de Charlie fue su aspecto. Algunos de ellos no eran hombres que se veían excitados o interesados en disfrutar una noche como esa. Eran hombres pálidos, co