Pasaron las horas y Agatha tenía lista la mesa, el almuerzo era el favorito de Azzael, lasaña, como la preparaba Amelia, estaba sacando la lasaña del horno y se quemó –
¡¡Ay!! M i e r d a… - ella casi deja caer la bandeja, pero una mano la sostuvo y la puso en la encimera luego tomó hielo y le puso en la mano da Agatha – llegaste – ella susurró -
¿Estás bien, te duele mucho? – Adam trataba de aliviar la mano con sus ojos llenos de preocupación, Agatha acarició su mejilla –
No es nada Adam, estoy bien, solo me quemé un poco por estar distraída.
Pudo ser peor – Adam levantó la mirada, sus hermosos ojos azules la miraban con cariño –
Ya está mejor, te serviré almuerzo, llegaste justo a tiempo – Adam se alejó y le pasó unas hermosas frutillas rojas – ooh, están perfectas
Y ricas, las probé antes de traerlas – Agatha abrió una olla que estaba llena de chocolate derretido, untó una a una las frutillas y las puso en un plato, sirvió lasaña y una copa de vino tinto, los dos se sentaron a almo