Capítulo 80: Promesa.
El jardín seguía intacto, como si el tiempo no hubiera vuelto a pasar por ahí. Las hojas del limonero brillaban bajo la luz de la tarde, y el aroma de la tierra mojada flotaba en el aire. Natalia se agachó junto al jardín de flores secas que su madre solía cuidar con esmero..
Su padre estaba en la banca de madera, con los codos sobre las rodillas y la mirada fija en un punto invisible del césped. No la escuchó llegar.
- Podrías regarlas. - Dijo Natalia, sin mirarlo. - O al menos arrancar las que ya están muertas.
- Stefan alzó la vista lentamente, sin sorpresa ni molestia. Solo cansancio.
- Tu madre decía que hasta las flores muertas enseñan algo.
- Sí. También decía que si no las quitas, se pudre todo lo demás.
El silencio cayó entre ellos como una manta pesada. Natalia se sentó en el borde de la banca, dejando un espacio prudente. Aunque Lourdes había sido cruel con ella, sabía que antes de que ella llegará a esa casa ellos habían tenido una relación muy hermosa.
- No vine a pe