—¿Te has imaginado lo que sintió cuando perdió todo y se vio sólo a los doce años? – volvió a hablar la mujer al verla dudar.
—Ah… - mencionó Regina y sus ojos se aguaron… Asintió… sí, se lo había imaginado muchas veces.
—Seguro te preguntarás por qué no volví— volvió a mencionar y Regina desvió la vista incómoda -… Por cobardía. No merecía a mi hijo— dijo y sonrió con ironía -… creí que estaría mejor con mi hermana y su familia, después sólo cuando él lo creyó conveniente.
—Pero él…
-Perder. Fui una estúpida— interrumpió al creer saber lo que diría -. Eso ya no lo puedo cambiar… pero al menos espero hacer algo por él y por ti.
Regina la vio a la cara, sus castaños ojos todavía estaban aguados.
—Si no lo amas, díselo— suplicó fríamente la mujer al forzarse a controlar sus emociones—. Díselo y déjalo.
—¿Qué? – mencionó Regina casi sin aliento… había intentado dejarlo, lo consideró realmente, pero siempre se rendía en su intento… lo quería demasiado o tal vez era egoísta y no quería hac