Molly
Lo más doloroso de perder a alguien es que ni siquiera hay chance de decir adiós. Hacía semanas que no hablaba con mi padre, el mismo nunca fue perfecto pero siempre estuvo ahí y solo por estar ahí me desgarra tanto su partida.
Mi respiración se dificulta cada vez que le pienso, que recuerdo su sonrisa y sus abrazos repentinos. Aún no creo que cuando le llame ya no esté para responderme, que cuando le necesite no esté para mover tierra y mar por mí, jode y arde el afrontar que está muerto.
Que el cuerpo de el hombre que me dio amor desde que abrí los ojos está sepultado casi dos metros bajo tierra, solo y frío, sin vida, sin nada.
Comienzo a llorar frente a Tohb en el jardín de la mansión.
—¿Cuándo vas a dejar de llorar mami? —su pregunta me abruma cuando le miro a sus preciosos ojos azules.
—Mamá siente mucho dolor en su corazón cariño...
—Pero... —me interrumpe.
—Shhh, ven y abrázame.
Me envuelve la cintura con sus manitas y mis temores se van acumulando. Todo es un jodid