51 Rezarle a la luna.
Los ojos de Antara se habían cerrado, mientras el llanto de sus hijos se extendía por el palacio, como clamando por su madre.
— ¡Por favor Antara, no me castigues de esta forma! — el grito desgarrador de Marko puso a temblar hasta el corazón del caballero más rudo que se encontraba fuera de la recamara, custodiando el futuro del imperio, los príncipes.
— Dame esa daga. — Felicia arrebato la cuchilla de las manos temblorosas de Luis y corto su palma, al tiempo que Iris abría la boca de su cuñada inconsciente. — Vamos Antara, lucha, por la diosa, ¡regresa a nosotros! — la desesperación de la humana se mezclaba con las lágrimas de Iris, quien como siempre atenta a la que para ella seria siempre su señorita, acomodaba su cabello, como si fuese algo inaceptable el que alguien la vea en esas fachas a su querida amiga y cuñada.
— Tú puedes Antara, has pasado, por tanto, que no puede solo dejarte ir ahora. — murmuro la omega en su oído.
— Claro que ella puede, es la reina por sangre de los br