Roy salió del hotel de Harry por la tarde. Sus pasos parecían lánguidos mientras arrastraba una maleta llena de ropa. No tenía claro adónde iba, ya que no tenía familiares en la isla de Bali, mientras que todos sus amigos eran empleados y vivían cerca del hotel.

Roy se detuvo tras caminar unos 2 km. Empezaba a oscurecer. A su izquierda había un puesto de seguridad y decidió descansar allí.

Después de sentarse en el puesto de seguridad y tomar un sorbo de agua mineral que había comprado en un puesto, Roy buscó su teléfono móvil en el bolsillo del pantalón.

"Tengo solo 600.000 rupias; no puedo comprar un billete de avión de vuelta a Yakarta. Si me quedo aquí, ¿dónde se supone que me alojaré? Aquí no hay habitaciones de hotel baratas", murmuró Roy con ansiedad. “Es mi culpa, he estado gastando dinero en fiestas. Como resultado, ahora no sé adónde ir ni qué hacer”, Roy respiró hondo, lleno de arrepentimiento.

Roy permaneció sentado casi una hora contemplando su destino en el puesto de seg