En realidad, pensaba que era conveniente que todos hubieran visto su cercanía con Miguel - así no tendrían que anunciar su relación uno por uno cuando estuvieran juntos.
—No lo sé tampoco —respondió Miguel con sinceridad. Su abuelo solo le había pedido por teléfono que comprara un pastel y un regalo, sin mencionar quién celebraba su cumpleaños.
Al ver a toda la familia Soto reunida, su confusión aumentó.
—¡Vámonos entonces! —Jenny irguió el pecho deliberadamente y caminó con elegancia, consciente de todas las miradas sobre ellos.
El mayordomo salió corriendo de la casa y se detuvo frente a Miguel.
—¡Déjeme ayudarlo con eso!
Jenny le entregó rápidamente las cosas.
—¡Gracias, mayordomo!
—No tiene que agradecerme, señora —respondió él apresuradamente. Como sirviente, estas tareas eran parte de su deber y no merecía tal agradecimiento.
Laura subió los escalones lentamente y se quedó parada a un lado con docilidad. Antes, ver a Miguel y Jenny tan cercanos la habría lastimado tanto que se ha