—No tengo lugar allí, mejor no voy —había melancolía en la voz del hombre.
—¿No quieres ver a tu madre?
—Sé que está bien con los Montero.
—¿Por qué no te la llevas contigo? Tienes los medios para mantenerla, ¿no?
—Con los Montero tiene a alguien que ama, mientras que conmigo no tendría a nadie. Si la obligo a estar conmigo, solo se marchitaría —era el camino que su madre había elegido voluntariamente. Si la forzaba a irse, no sería feliz y su vida se acortaría. No tenía sentido.
Miguel permaneció en silencio.
Nunca había reflexionado sobre amar y ser amado.
Desde pequeño solo había aprendido a sobrevivir y a tomar lo que quería, nadie le había enseñado sobre el amor.
¿Cómo se sentiría amar a alguien?
—Olvídalo, no tiene caso hablar de esto contigo, no lo entenderías. Cuando realmente te enamores de alguien, comprenderás lo que te digo.
Al colgar el teléfono, Miguel se quedó pensando: ¿qué es el amor?
—Miguel, ¿en qué piensas?
Al escuchar la voz femenina, Miguel volvió en sí y vio a Je