Laura levantó la mirada y vio a Lina avanzando con un rostro deforme de furia. Por instinto, cubrió su vientre.
Miguel, con el semblante helado, la haló hacia sí y propinó una patada a Lina — ¡Ni se te ocurra tocarla!
La había respetado solo por consideración a Laura. No solo carecía de gratitud, sino que pretendía atacarla. Con alguien así, no valía la pena ser considerado.
Lina salió disparada, cayendo al suelo y lanzando un alarido de dolor. Carlos corrió a socorrerla.
Maite fulminó a Laura con la mirada. Seguramente había manipulado a Miguel para humillar a su familia.
Laura, de pie tras Miguel, sintió una profunda melancolía. Ahora que había cortado lazos, ellos jamás volverían a lastimarla. Era una liberación.
— Vámonos, a casa — dijo Miguel, jalándola del brazo.
Con la fecha del matrimonio de Santiago y Maite definida, no tenía sentido quedarse.
Laura asintió, lanzando una mirada fugaz a Santiago antes de bajar la cabeza, comportándose como una niña dócil. Esto irritó a Miguel.