Mi cuerpo pesa más que antes, por eso, quedo acostado en la cama mientras el hombre que me hizo sentir inmensamente complacida se levanta y tropezando con todo a su alrededor mientras llega al baño.
Aunque intento mantenerme despierta, el agotamiento me supera y por eso, escasamente abro mis ojos cuando algo frio es colocado casi en mi entrepierna. La exposición a algo frio y húmedo, hace que de un pequeño salto, porque es justamente la temperatura contraria que hay en mi cuerpo.Pero, antes de alarmarme, unos labios calientes y húmedos, besan mi cadera, recordándome que no estoy sola y quien lo hace, ya ha hecho algo más íntimo que colocar algo frio y húmedo en mi piel.— He venido a limpiarte porque dudo que tengas energía para ir al baño y ducharte. — dice él.— Estoy agotada, ¿Acaso tú no lo estás? — pregunto aturdida.&