Si mi mente funcionara como un computador, comprendía perfectamente porque la pantalla se ha puesto negra y aunque ahora está volviendo a funcionar, por falta de acceso a internet, me he bloqueado.
‘Dieciséis o dieciocho semanas… esto es sorprendente.’ Me digo mentalmente, levantando mi espalda de la camilla donde he despertado.— ¿Está seguro que ella se encuentra embarazada? — pregunta el señor Cassano y yo quiero desaparecer.— No hay manera de que un doctor se confunda con un embarazo tan avanzado.— Pero, ella no parece embarazada. Ni siquiera tiene una bolita en la panza. — se queja el señor Cassano.— Los embarazos no ocurren de la misma manera, señor Cassano. Hay mujeres que le crecen los senos mucho o engordan de manera homogénea.— Pero, ella no está gorda. Tiene curvas, de eso no hay duda, pero, no para tener un b