Aviso: Abang = Tú (para un hombre) o Cariño
Devan llevó a Sarah a un hotel en aquel pueblo. Era bastante cómodo y tenía una vista que deleitaba la mirada, aunque no lograba liberar el corazón de Sarah de toda la angustia que sentía.
"¿Qué estás planeando, Abang?" preguntó Sarah a Devan, quien estaba de pie con el teléfono en la mano.
"¿Estás dispuesta a dejarme manejar todo?" respondió Devan.
Sarah asintió con la cabeza, resignada.
Tanta era la confianza de Sarah en ellos que el título de la casa seguía allí. Pero estaba claro que nadie lo había tocado, ya que cada movimiento debía contar con su aprobación. Así que el documento de la propiedad seguía estando a salvo hasta ese momento.
Devan le pidió a Sarah que descansara. El viaje había sido largo, más de lo habitual, y seguramente estaba agotada. Además, necesitaba calmar su corazón con todo lo que estaba ocurriendo.
Devan la abrazó por la espalda y acarició su vientre para que el bebé no sintiera la inquietud de su madre.
"Lo sient