—Los Plumas, si ellos se enteran de ella… ¿no sería malo?
Todos en la sala rieron.
—Claro que sí, se van a enojar mucho si se enteran de que replicamos parte de su poder —comentó Ben—. Pero la única, fuera de nosotros que sabrá de ella, eres tú; bueno, y los Mandos Superiores de los Diamantes.
—Y si te cuenta esto es porque confía demasiado en ti —dijo Aspen.
—Nunca te traicionaría con algo así —confesó Hiz mientras veía a Ben.
El joven desenvolvió una sonrisa de esas bobaliconas que siempre le mostraba en privado.
—Hiz, ¿es cierto que estás atendiendo a los Plumas? —preguntó Asben con curiosidad.
Hiz irguió su espalda y tornó su rostro serio.
—Ay, relájate —chistó Asben y sonrió tranquilo—. Só