Capítulo 70.2- Algo por qué agradecerle Parte 2

Al final pude darle un lugar de descanso digno a mi abuela. No tuvieron que pasar muchos días para poder realizar la pequeña ceremonia donde solo asistí con ese hombre amable.  

El señor Dieterich Eardwulf incluso me dio la opción de elegir en un lugar privilegiado del cementerio. Me negué rotundamente, acepté su ayuda para acomodarla en un lugar arriba de la media, sin embargo al ver los precios y costos me decidí por la opción menos elevada y mi abuela fue cremada a bajo costo en el hospital.

Aunque ya era demasiado tarde para decidirme por otra opción, no me molestó esa alternativa aunque si me sentí miserable por no poder costearme un entierro digno para ella.

Sus cenizas quedaron detrás de una vitrina en un lugar muy hermoso lleno de fotografías y flores para los difuntos. El costo por ese lugar no es tan elevado como el tradicional y el lugar es más sencillo de limpiar.

Después de finalmente ver los restos de mi abuela descansar en un lugar tranquilo, limpio y hermoso como ese, creí que podría respirar con alivio.

Miento.

En realidad se aligeró la carga al no tener que preocuparme más por un lugar digno. Pero emocionalmente estaba desecha, pensé en la soledad y qué haría a partir de ese momento con su ausencia.

Estar ahí demasiado tiempo solo prolongaba esa duda y ese inmenso vacío en mi pecho así que salí. Pensé honestamente que quería agradecerle al señor Dieterich y prometerle que le pagaría toda mi vida ese gesto de bondad que tuvo conmigo.

Fue entonces cuando lo vi con mis propios ojos, un lado de Eardwulf padre que el mismo Eren Eardwulf desconoce por completo.

Una fase que me hizo de inmediato entender que no soy la única que ha perdido a alguien importante y no sabía cómo seguir por la vida con esa pieza faltante.

Seguí un trayecto que mi cuerpo parecía conocer como si antes ya hubiera estado allí, eso logró guiarme al señor Dieterich quien dejaba un ramo de dalias en una tumba.

Entre los adornos había muchas palabras en distintos idiomas. Uno me llamó la atención.

"SHÄTZCHEN"

Una palabra que tenía escrita entre las tareas que dejó la Cadence del pasado "Quiero ser su Shätzchen" decía.

Así que lo averigüé.

"A mí pequeño tesoro, mi más amada" Dije en voz alta de manera involuntaria.

—Veo que sabes alemán, pequeña niña. —Responde el hombre que me salvó.

—En realidad esa palabra la supe por un libro.

—Debe ser un libro muy emocionante.

—Lo es. —Bueno no es precisamente un libro pero es una guía que me dejé a mí misma.

— ¿No estabas en la ceremonia?

—Ya terminó. Quería agradecer y no lo vi por ningún lado entonces por alguna razón extraña seguí el camino y me llevó hasta aquí.

—Tienes un buen sentido de la intuición entonces, niña. —Dijo con una expresión que no supe si podría interpretarla como una sonrisa.

—Muchas gracias. De no ser por su amabilidad no podría pagar ni un espacio para mi abuela.

—No necesitabas cremar su cuerpo al ser una opción más barata, te dije que podía apoyar un poco con los gastos.

—Fue más que suficiente. Mi abuela estará feliz porque su espacio es muy hermoso.

Él me miraba ladeando la cabeza y observando detenidamente en silencio. Luego suspiró después de un momento.

—Tengo un hijo ciego, flojo y con el olfato atrofiado.

— ¿Eh?

—Entre tantas flores es incapaz de ver la que aún no ha florecido.

—No entiendo...

—No es necesario que lo entiendas, niña. Solo pensé en voz alta.

Nuevamente se hizo el silencio.

La fotografía de una mujer muy hermosa en blanco y negro con la sonrisa más radiante que he visto me distrajo un momento. Siempre que la veo parece decir algo en su mirada brillante.

— ¿Entonces si vas a quedarte en la empresa? —Dijo regresándome a la realidad.

—Tengo mucho por pagar así que...

—Mi hijo no tiene sentido de la empatía. Es un mujeriego, déspota y gruñón, quisiera decir que es un bueno para nada, pero estaría mintiendo ya que su desempeño como editor es intachable.

Eso es cierto, todo lo que toca tiene buenas ventas. Lástima que crea tan poco en mí y ni siquiera tenga el interés de leer las primeras líneas de la sinopsis.

—La señora Eardwulf por la fotografía parece una mujer muy hermosa.

Si, ya sé que he cambiado el tema abruptamente pero…

¿A quién le importa ese desgraciado? Me parece más interesante la fotografía de esa mujer y saber cómo de dos padres tan encantadores salió semejante monstruo.

El hombre me miró nuevamente y me pregunté con cuidado si había hecho mal en mencionar a su esposa abiertamente. Él negó con la cabeza.

—Esperaba que tambien le dieras un nombre ingenioso.

— ¿Eh?

—En casa le decimos a mi padre “Ermenwulf” desde entonces.

Me quedé un momento procesando esas palabras hasta que finalmente capté la referencia… El día en que frente a toda la universidad le llamé nerviosamente juntando nombre y apellido…

— ¡¿De verdad?! ¡Ah...Qué vergüenza! —Me tapé la cara como si hubiera deshonrado a toda su familia con mis actos tontos.

Luego una risa suave pero con un tono profundo me hizo levantar la cabeza.

—La risa no es algo que tengamos seguido en nuestro hogar, niña. Sin embargo se quedó ese nombre y esa anécdota. Es de las pocas cosas que nos mantiene animados así que considera este gesto por tu abuela como un pago por tal ingenio.

Me pregunté por un momento si él podría reír de esa forma. No, es imposible, incluso si le abrieran con un cuchillo seguramente no sangraría. Ese tipo duro no tiene más que veneno en las venas. No puedo ni imaginarme llevar ese momento a colación y verle mostrar alguna expresión que no sea repudio hacia mi mientras recuerdan mi error.

—Más que reír debe estar vomitando bilis al recordar mi imperfecto discurso. —Dije a regañadientes notando demasiado tarde que lo había dicho en voz alta, el señor Eardwulf padre volvió a reir con una carcajada más grade.

—Te sorprenderías, niña… —Luego paró en seco—La risa es algo valioso sin embargo también a veces se necesita llorar.

Entonces abre los brazos como si supiera que lo necesito.

—Has mantenido tu sonrisa y esa máscara hasta el final. Ya no es necesario fingir. Puedes hacerlo, llora y libéralo todo. Porque es una despedida y por supuesto es doloroso.

¿Por qué aquel hombe al que apenas conocía es alguien tan amable? Es una pregunta que aún me hago cada vez que lo recuerdo. 

—Yo… no puedo llorar.

—Claro que puedes niña, quieres tanto llorar que tus ojos están rojos. Lo hiciste bien, has aguantado hasta el final. Ya puedes llorar, si quieres mañana vuelves a ponerte la máscara.

—De verdad no puedo, aunque quisiera la fuente se ha secado.

— Suelta todo hasta que sientas que es suficiente.

No necesito llorar. Siempre supe que este día llegaría así que estaba preparada desde hace años... Sí, no me sorprende porque desde que tengo 19 años he pedido por una extensión de tiempo para estar con ella y soportó hasta que tuve 22 años así que... Ugh... No puedo ser codiciosa ni pedir más tiempo...

—Creo que mi abuela prefiere que la despida con alegría.

— Es un día de luto y por supuesto es triste. —Entonces sin esperar mi respuesta negativa me jala hacia él y me abraza.

El calor de su pecho y los latidos me recuerda a que no volveré a sentir los latidos de mi abuela mientras mi respiración y voz se quiebran.

—..Se fue... Es definitivo... Ahora estoy completamente...ugh...

Entonces por primera vez en mucho tiempo lloré. Como nunca antes lo había hecho.

Fue por mi deseo egoísta que ella tuvo que agonizar todos esos años hasta quedar como puros huesos sin recuerdos.

—Así que por fin... Se ha ido... Aunque por fin puede descansar de ese martirio… Me dejó...ugh...estoy sola...

Creo que la razón por la que no había podido llorar fue porque supe contenerlo dentro de mí, al no decírselo a los demás, al no mencionarlo, no tendría que resignarme a que esa era mi realidad.

Fue por eso que, esta tarde, frente a un hombre que no conozco pero parece comprenderme al compartir el mismo dolor de perdida que yo. Me siento en confianza y puedo liberarme por un pequeño momento.

Tal vez es por su parecido con esa persona...

Pero él nunca me reconfortaría de esta forma, tal vez en su lugar caminaría de largo permitiendo que me desahogue sola.

Porque eso es lo que haría él.

Lloré como un bebé hasta que me ardieron los ojos mientras juraba a mí misma que esa sería la última vez que me permitía llorar.

***

Cuando finalmente agoté todas mis lágrimas el sol ya comenzaba a ponerse.

Ni siquiera estoy segura de cuánto tiempo habré llorando en brazos de ese hombre quien fue más cálido que mi propio padre. Noté con horror humedad en su camiseta por mis lágrimas. No entiendo por qué me soportó en silencio todo este tiempo dando golpecitos en mi espalda ocasionalmente.

—Señor Dieterich, muchas gracias.

—Ahora limpia tus lágrimas. —Me tendió un pañuelo de tela, su color y diseño. No parece el que llevaría un empresario así que supe de inmediato a quién pertenecía.

—Pero si esto es...

—Fue bordado por mi Shätzchen. —Dijo confirmando mis sospechas.

— ¡Si es tan importante no debería ensuciarlo!

—A Galia le encantaría saber que su pañuelo sirvió para consolar a la pequeña revoltosa que hace que nuestro hijo se comporte como un hombre.

¡Jamás se ha comportado como un hombre ese lobo insensible!

—Gracias... Lo lavaré.

—Consérvalo.

—Pero...

—Además yo nunca lloro así que un pañuelo me es inútil.

Ah, cuando habla así como si careciera de sentimientos, puedo ver de dónde sacó esa cara de póker el señor Eardwulf. Son como dos gotas de agua por momentos.

—Pero es algo que le bordó su amada esposa…

—Tengo cientos de sus bordados, Pequeña. Incluso si se perdieran todos, lo importante son los recuerdos que nos quedan.

—....

—Yo también tengo algo de buena intuición. Esa ropa que llevas está muy desgastada. Los zapatos y la ropa parecen pasados de moda.

—...es usted muy intuitivo.

—Te daré un consejo. Ya no uses esa ropa más, solo evitarás más que esa herida sane

—Lo haré. Y también devolveré el pañuelo.

—Descuida, tal vez para entonces no esté en la ciudad.

— ¿Viaje de negocios?

—Me gustaría mentirte a ti también pero no lo haré. En realidad estoy buscando respuestas.

¿Qué clase de respuestas no puede encontrar alguien que lo tiene todo y no necesita preocuparse por el dinero?

—Cadence Beckham, si de verdad quieres pagarme ¿Puedes guardar un secreto?

Aunque no le respondí, pareció interpretar mi silencio como una afirmativa.

—Nunca supe el verdadero nombre de Galia.

Algo en mi interior se sintió pesado y seco, creí escuchar mal.

—Le di sepultura con el nombre que yo le puse, aunque ella me dijo que no le importaba, quiero saber todo sobre ella, incluso su pasado.

—Guardaré su secreto. Prometo no decirselo a ningún alma.

—A mi hijo, si algún día no me es posible regresar, quiero que se lo digas.

—No soy tan cercana al señor Eardwulf como para decirle...

—Pero eres a quien mejor sabrá escuchar. Si un día es necesario que lo hagas, por favor díselo.

"¿Entonces por qué me pide que le guarde el secreto si espera que se lo cuente a mi editor?" Pensé para mis adentros.

***

Por aquel tiempo no tenía idea de que esa información sería tan importante después y que en lugar del señor Eardwulf… Quien escucharía esa historia sería alguien que jamás esperé.

El día en que comencé a escribir “El Alfa cretino y la Omega tonta” hubo un pequeño capricho que añadí en esa historia. Así como Shawn tiene mi deseo de un hijo y tener una familia, Sieg está en la historia solo porque quería tenerlo ahí.

Aunque el señor Dieterich Eardwulf (Eardwulf padre como le llamo a veces) no es alguien muy presente en la empresa siempre que le veo en esas raras ocasiones continúo agradeciéndole.  

Él en su lugar me cuenta un poco de los lugares donde hace sus travesías y me pide que continúe en la empresa.

Es por ello que le di el nombre de uno de mis personajes literarios favoritos, Siegfried.

El amor de Siegfried tiene dos formas de llamar su nombre, elegí que su nombre fuera con la inicial “G” como Galia. Así que tomé un poco de ellos y los agregué a la historia.

Fue algo que omití en la ficha de personajes que le entregué a mi editor y solo lo añadí en el documento final.

[Sieg y Gudrun: Padres de Ery Avery]

—Aunque debo irme, Señor Dieterich.

En el manuscrito final a pesar de que he decidido renunciar a publicaciones Eardwulf, decidí dejar un mensaje para él y cumplir el deseo oculto en su corazón.

Espero que con esto quede saldada mi deuda.

-----

Dieterich Eardwulf es un hombre íntegro. Incluso si parece un poco aterrador por su tamaño y su forma fría de ver a las personas, habla golpeado y pareciera que va a regañarte. Sin embargo puede sentir empatía.

Estoy segura, podría meter las manos al fuego por él y también podría apostar mi vida a que no es un criminal ni un traidor.

—También por eso sé... Que él nunca se atrevería a ser un traidor. Mucho menos actuaría en contra de un miembro de la manada usando a alguien que proviene de aquel ser al que más ama de peón.

Cuando acabo de contar algo que no le había dicho a nadie más siento cierto alivio en mi pecho como si estuviera más ligera y pudiera dejar ir aquel recuerdo doloroso.

Ery me ve y me sorprende encontrar en su mirada tristeza y empatía. Luego como si acabara de percatarse de ello, voltea a ver la tumba de su madre.

— ¿Entonces su nombre no es Gudrun? ¿Quién es?

—Tal vez solo tu padre lo sepa. Desconozco esa información.

—Mi madre... Yo también creí esas mentiras de Sieg.

—Ery, por favor no le culpes. Dieterich... Quiero decir Sieg, no es como lo crees. Él también ha pasado por tanto en su vida. Pero nunca haría algo como atacar a la pareja de su hijo eso te lo aseguro, mucho menos atentaría contra la vida de algo que nació de su mayor tesoro, su amada, su Shätzchen.

—Cady ¿me das permiso?

— ¿Qué necesitas, Ery?

Ery me abraza con fuerza y hunde su cabeza en mi cuello.

—Me reconforta tu olor.

—Lobo pervertido.

—Lamento lo de tu abuela, Cady.

Jamás en mi vida un hombre me había conmovido tanto, mucho menos me había hecho sentir como si todo estuviera bien con solo un abrazo suyo ni siquiera el señor Dieterich.

—Yo también lamento lo de tu madre, Ery.

— ¿Entonces soy el protagonista que escribiste?

Asiento mientras me acaricia las mejillas con una sonrisa leve.

—Sí, perdona que sea así.

—Cady, no tienes que disculparte. La verdad es que una parte de mí ya lo había aceptado hace tiempo.

Tomo su mano contra la mía disfrutando de su gesto afectuoso.

—Para mí eres real, Ery. Incluso si se parecen... –Ery me abraza y hunde su cabeza en mi pecho.

—Lo sé.

—Ery...

—Por favor déjame estar así un momento. Prometo que no haré nada pervertido.

Asiento en silencio y dejo que se quede en mi hombro un momento. Mis manos acarician su cabeza, estar de rodillas no es muy cómodo que digamos, sin embargo no tengo tiempo de sentir como se duermen mis rodillas porque solo puedo verlo a él. Desearía poder tomar algo del dolor que acabo de soltarle  al liberar toda la carga que llevaba en mi interior... Al menos para hacerle sentir menor la nueva carga.

Maika Maese

El capítulo fue muy emotivo para mí, al describir el cómo fue la "despedida" de la abuela de Cadence sentí mucha nostalgia, la verdad nadie quisiera irse de esa manera lenta y dolorosa consumiéndose lentamente por más de dos años. Por otro lado fue hermoso escribir un poco sobre Dieterich quien más adelante tendrá un poco más de relevancia. Si conocen el Cantar de los Nibelungos podrán darse a una idea de por dónde va dirigiéndose todo este misterio. Cady y Eren trabajan en una editorial como escritor y editor respectivamente sin embargo comparten esa misma pasión por la literatura, tengan por seguro que a lo largo de la obra habrá referencias de distintas obras literarias de diferentes nacionalidades. Ya alcanzamos 500 lectores ¡muchas gracias por seguir la historia! Sé que hay muchas más historias en la plataforma aún así agradezco a quienes se tomen su tiempo de leer.

| Gosto
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App