CAPÍTULO 73: EL OJO EN LAS SOMBRAS
El frío que me invadió no era el de la noche. Era un hielo que nació en mis venas, congelando el tiempo por un instante. En el suelo de tierra, el símbolo de sangre parecía palpitar, un ojo carmesí que me observaba desde un abismo de odio. "Te vemos. Llorarás."
—¡A cazar! —rugió Nera, una ola de furia primigenia que amenazó con romper mi autocontrol—. ¡Quienquiera que fuese, saldremos ahora y le arrancaremos el espinazo por la boca! ¡Es un desafío y debemos responder!
—No —la contuve, mi propia rabia era una brasa fría y concentrada, no una llamarada—. Esto no es un desafío. Es una trampa.
Me obligué a respirar, a analizar, a pensar como Ashen me había enseñado. El pánico era un lujo que llevaba a la muerte. Me arrodillé junto al conejo mutilado, no para examinar la atrocidad, sino la técnica. El corte era limpio, profesional. La pintura del símbolo, precisa. Esto no era obra de un matón de El Límite. Era la firma de un asesino disciplinado: los Just