Valeria, descalza, corrió apresuradamente hacia la puerta.
Justo cuando estaba a punto de abrirla, inesperadamente David estaba llegando para revisarla, y casi chocaba.
David, viendo que Valeria iba a chocar contra él, la agarró por el brazo para estabilizarla: —¿Eh? Dormiste tres días, y en cuanto te despiertas, ¿ya tienes energía para salir corriendo?
Valeria, aún angustiada, se relajó un poco al reconocer a la persona frente a ella.
—Señor Romero, ¿por qué estoy aquí?
—¿No lo recuerdas? —David la llevó de vuelta a la habitación y la sentó en el sofá. Mientras sacaba una aguja para tomarle sangre.
Y comentó: —Tiene sentido, esa droga deterioraba el sistema nervioso, es lógico que no recordaras nada después.
—Tú también fuiste afectada. Esa droga era ilegal y muy potente. Solo pude preparar un antídoto y Mauricio insistió en dárselo a Sebastián.
Valeria apretó los labios, su rostro parecía lavado por lágrimas: —¿Fui violada?
—¿Eh? —David la miró con confusión—. Estabas en esa situació