Ethan había llegado tarde por la noche y Ashley tuvo la sensación de que se desmayaría en la puerta de su casa, con el hambre y el cansancio que sentía.
— ¿Por qué no me avisaste que venías, Ashley? - Aparentemente preocupado, él la sostenía llevándola dentro de la casa, como si llevara un jarrón valioso.
— Le he estado llamando desde muy temprano - se sentía demasiado débil para pelear, pero había una cosa que Ashley no podía dejar de hacer - ¿estaba usted en el casino?
Ashley vio la expresión de su cara cerrarse.
— No lo entenderías - dijo Ethan tragándose el nudo en la garganta - No, es algo que puedo controlar a Ashley.
— Eso lo entendí hace mucho tiempo - ella inspiró temblor - nada de lo que usted tiene parece bastante. Ni siquiera apostarme y perderme, dejándome casar con un hombre como Oliver, hace que deje de jugar.
Ethan se sentó al lado de ella en el sofá. Extendió la mano, posando en su rodilla.
— Siempre te he dado lo mejor de mí, a pesar de mis defectos - él vac