ARIADNA FALCONI
Estuve pasando por tanto estrés que mis dolores de espalda se hacían presentes en mi día a día, además de que he trabajado demasiado y por eso estaba un poco fatigada también.
-Todo este estrés, ¿Es por mi?- Me preguntó habiendo pasado algunos minutos del inicio de la sesión
-Un poco, eres bastante insistente y no quiero tenerte demasiado cerca... Ay- Me quejé cuando tocó un nudo con un poco de fuerza
-Lo siento, no quiero hacerte doler. ¿Estabas nerviosa por lo que pudieras sufrir en ésta sesión o por ser yo tu masajista?- Lo mejor sería adjudicarle todo al dolor, pero era lo que menos me preocupaba
-Sabía que me dolería lo suficiente, pero es más por lo que pasó. Has invadido mi privacidad en cada oportunidad que has tenido y no me siento cómoda con eso. Además por tu reputación como masajista es... extraña- Le respondí con sinceridad, aunque omitiendo que me da miedo acabar siendo como sus otras pacientes
-No le diría a nadie lo que sucediera en las sesiones. Ad