"No hace falta nada más, ya se libre. Se feliz.
Ya da lo mismo aquí."
Fumiko Ibars
Los malditos días en el calendario seguían pasando como si nada, y con cada amanecer me sentía más atrapada en una espiral de desesperación que no parecía tener fin. Los minutos se alargaban y, sin embargo, la angustia no disminuía. Cada día se convertía en una carga, y aunque trataba de ignorarlo, la sensación que me invadía se intensificaba. Era como si un fuego comenzara a crecer dentro de mí, una llama que se iba expandiendo poco a poco, acercándome más a su centro, como si quisiera devorarme por completo. La presión era palpable, y cada vez me sentía más cerca de ser consumida.
Lo que no lograba entender, y lo que más me desconcertaba, era cómo podría calmar esas llamas antes de que se encendiera algo mucho peor. Eran llamas que quemaban sin consumir, un calor abrasador que me desgarraba por dentro, pero que al mismo tiempo no podía extinguir. Me sentía atrapada en un fuego que no se apagaba, un