Capitulo 8

Estaba conmocionado, una rabia indescriptible se apoderó de él con fuerza. Había sido traicionado por su futura prometida, y esta vez fue traicionado por ella.

Mientras él estaba preocupado por su lesión y su bebe, ella pensaba en su exnovio y solo se preocupaba por la seguridad de ese tipo.

¿Son tan buenas las mujeres para fingir? Cuando ella estaba a su lado y en su cama, pensaba en otro hombre. ¡Es una m*****a mentirosa!

Sintió que era un idiota, el mayor tonto de la historia, y decidió que nunca volvería a confiar en ella. ¡No creería ni una palabra de lo que dijera!

Aunque hizo tal juramento, en realidad esperaba en secreto que ella tratara de explicarse, no esperaba que no dijera una palabra, y solo le pregunto si podía posponerlo por un tiempo cuando le propuso el divorcio.

Ella alegó que su madre estaba gravemente enferma y que no quería divorciarse en este momento, lo que solo aumentaría los problemas de su madre.

Ella quería ocultárselo, y él era demasiado reservado para discutirlo con sus padres, por lo que los dos llegaron a un acuerdo. En ese momento, él se hizo cargo de un cargo importante de una conocida empresa internacional de automotriz y se fue a trabajar a Italia, y era lógico separarse.

El tiempo vuela, seis años pasaron desde entonces.

Pensó que cuando la volviera a enfrentar, sería capaz de permanecer inquebrantable, pero inesperadamente, su corazón todavía estaba turbulento.

Algunas personas, algunas cosas, parece que no se pueden olvidar tan fácil, y algunas heridas no se cicatrizan, sino que permanecen abiertas indefinidamente.

Matías, reflexiono. Y sin previo aviso, una nueva condición para este divorcio, llego a su mente.

Matías frunció el ceño, se dio la vuelta abruptamente, se levantó de la cama y se acercó a la ventana, la abrió y respiro profundamente el aire fresco nocturno.

La noche afuera de la ventana era oscura y la luna creciente atravesaba el cielo.

Miro aturdido por un momento, y murmuro. ― Matías, ¿qué vas a hacer este mes?

Matías apenas durmió toda la noche.

Lo atribuía al desfase horario y los pensamientos turbulentos le hicieron dar vueltas en la cama hasta que se durmió levemente al amanecer y se despertó en menos de dos horas.

Realmente incapaz de dormir, se rascó la cabeza, molesto salto de la cama, abrió la puerta y quiso ir al baño para refrescarse, pero vio a Anastasia haciendo yoga en la sala de estar.

Llevaba unos leggings negros con un mini top ajustado, su exquisita figura se apreciaba a la vista, sus esbeltas piernas y su abdomen perfecto le hicieron palpitar el corazón y …

Demonios, esa es su esposa.

Martín la miro y se sintió inexplicablemente caliente. Después de una larga ausencia, ayer él había confirmado su belleza, pero cuando la vio esta mañana, se dio cuenta de que era incluso mejor que antes. En el pasado, aunque era una mujer bella, su figura era levemente sencilla y su piel no tan cremosa y suave como ahora. Ella ha cambiado considerablemente.

Puede ser por el yoga, practicar diligentemente, ha modificado su figura, y no solo las curvas, sino también la textura de su piel es más firme y la tez más radiante.

Algunas personas dicen que una mujer enamorada se vuelve más hermosa, radiante. ¿Será que… de verdad está enamorada? ¿Fue ese Iván Samkov quien ilumino su mirada?

¡Mierda!

Una maldición baja y sin pulir estallo entre sus dientes. No pretendía ser grosero, pero de alguna manera, parecía haber un mal humor en su pecho que necesitaba expresarse.

Después de maldecir incontables veces en su corazón, entro velozmente al baño, se bañó rápidamente y regreso a su habitación para ponerse su ropa deportiva.

― ¿A dónde vas? ― ella lo miro sorprendida mientras pasaba por la sala de estar ― ¿No vas a desayunar?

―Iré a correr y volveré para desayunar.

Después de pronunciar estas palabras con voz áspera, abrió la puerta y bajo las escaleras sin girar la cabeza.

Todavía eran las ocho en punto, el cielo era azul, la luz del sol era extremadamente suave y la brisa fresca golpeaba su cara, troto a lo largo del Central Park, siempre manteniendo el ritmo cardiaco, corrió hasta que palpitaron sus oídos. Ha pasado mucho tiempo desde que regreso a New York. Solía tener prisa cuando visitaba a sus familiares. Esta vez, tuvo la rara oportunidad de correr por la mañana, solo entonces se dio cuenta de que todo ha cambiado considerablemente.

Las calles son más pintorescas, también hay árboles nuevos. Las farolas de las calles ya no son pilares rígidos. Incluso los peatones en el borde de la carretera son diferentes. Impresionantes edificios, vendedores ambulantes, ancianos practicando ajedrez y jóvenes que andan en patinetas.

Es diferente.

Al igual que su esposa, ella también es muy diferente a la de hace seis años…

Martín se detuvo y respiro hondo, sudando profusamente.

Después de correr se sintió más relajado, pensó que sería cuestión de solo un mes, y que luego cada uno tomaría su camino para continuar con su vida como hasta ahora. Quizás era lo mejor.

Cuando regreso a la planta baja del edificio donde vivía su esposa, se congeló, la vio a ella y a otro hombre hablando y riendo.

Había visto al tipo en una revista de negocios, Iván Samkov, hijo de una familia rica y socio de una empresa automotriz.

Y estaba en su casa.

Martín entrecerró los ojos y vio a los dos interactuar desde una distancia relativamente larga. Anastasia se había quitado la ropa deportiva y tenía ahora una simple camiseta y pantalones cortos de mezclilla.

En comparación con su vestimenta informal, Iván vestía un traje de tres piezas negro y una corbata azul, y un hermoso auto deportivo estacionado detrás de él, sostenía un ramo de rosas rosadas en sus manos.

¿No envió prácticamente un camión de rosas ayer? ¿Trajo flores de nuevo?

Martín lo observó fijamente, cruzó los brazos alrededor de su pecho, esperando ver qué haría el niño rico, cuando le entregó las rosas y plasmó sus labios en su mejilla, Anastasia asintió con una sonrisa.

¿Ella estuvo de acuerdo?

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