Emma lanzó su teléfono contra la pared. Se oyó un fuerte crujido al impactar contra la esquina de la pared, rompiéndose la pantalla.
Elizabeth parecía expectante sentada en el sofá, pero un mal presentimiento la invadió al ver a Emma temblar de rabia. Preguntó con cautela, con un tono tan triste que casi desgarraba el corazón. Emma maldijo a Amaloa una y otra vez en su corazón. Ella y Elizabeth ya habían concertado una cita con Maddie. Se suponía que la famosa diseñadora vendría hoy con la colección de alta costura de este año, pero esa chica estaba desafiando a Emma de todas las maneras posibles.
Al ver las lágrimas brillar en los ojos de Elizabeth, Emma se apresuró a consolarla. «Tranquila, Elizabeth. Te contrataré a un mejor diseñador. No te preocupes por una persona irrelevante y pasada de moda como Maddie».
Después de escuchar las descaradas burlas de Amaloa por teléfono anteriormente, Emma sabía que ya no había ninguna posibilidad de que pudieran encargar ninguno de los diseños