Capítulo 103
Ethan bajó la mirada y la miró. Al encontrarse con sus ojos, Amaloa no pudo evitar soltar con ansiedad: "Te estoy diciendo la verdad."
Le preocupaba que no le creyera. Sin embargo, no dijo nada más, salvo un murmullo de reconocimiento.
Su corazón dio un vuelco. ¿Qué significaba eso exactamente?
Pero como él no insistió más, ella tampoco ofreció más explicaciones. Al fin y al cabo, tampoco podía explicarlo con claridad.
En la habitación en penumbra, Amaloa se acurrucó en su abrazo y, como era habitual, lo rodeó con los brazos por la cintura. Era una costumbre que tenía desde pequeña, y ahora por fin la estaba retomando.
Ella durmió profundamente, pero Ethan no pudo dormir en toda la noche. La contempló bajo la luz de la luna. Recordando su bienestar, contuvo sus impulsos.
Amaloa pronto enfrentó las consecuencias de la represión de sus deseos a la mañana siguiente. Mientras ella lo miraba aturdida, él le cubrió los ojos con las manos.
"Ángel, vas a tener problemas si me mir