Andrew Miller: El abogado de corazón frío
Andrew Miller: El abogado de corazón frío
Por: J. I. López
Sin sentimentalismos

La larga carretera que ya los recibía se apreciaba casi vacía a esas horas de las madrugada, la oscuridad lo cubría todo a su paso y los nubarrones de lluvia que se divisaban a lo lejos presagiaban una gran tormenta, mirando por el espejo retrovisor miraba la ciudad quedarse cada vez más atrás, Andrew Miller se preguntaba cómo es que había terminado enredado en tal lio, se consideraba a si mismo como una persona sensata y de pensamiento lógico, aunque en esa situación no estaba siendo ninguna de las cosas, pero, ¿Cómo negarse cuando ella se lo había pedido de manera tan dolorosamente desesperada?

“Todo hombre comete, aunque sea una sola, locuras por una mujer”

Aquella frase casi le hizo mostrar una desapercibida sonrisa de ironía, siempre había considerado que su padre no era una persona sensata, siempre dominado por tontos sentimentalismos al igual que la mujer a la que se consideraba una madre y su estúpido medio hermano menor, todos eran iguales en ese aspecto…y ahora mismo el tambien lo era.

Estaba viajando para ultimar los últimos detalles de lo que seria una expansión de su famoso y eficaz bufete de abogados en California, aunque por supuesto, nadie sabía a ciencia cierta las verdaderas razones que tenía detrás de ello…esas razones tenían un nombre, ese nombre que durante años había saboreado una y otra vez en sus labios.

Mirando sin perder detalle el sinuoso camino, Andrew la recordaba, el cómo la había conocido, como le había tomado al principio cariño y luego, con el paso del tiempo, aquello se había convertido en un sentimentalismo sin razón de ser que considero muchas veces como una debilidad…era cierto, Aura Prince era su única debilidad…y la había perdido mas de una vez ante Cedrick Meuric, el hombre al que despreciaba más que a nadie.

Eran solo unos niños cuando todo comenzó, Aura era la única hija de los Prince, los mejores amigos de su padre desde tiempos demasiado remotos, y por ello, es que tanto el y como su estúpido medio hermano Stephen habían tenido el privilegio de ser los únicos niños con quien la única hija del matrimonio llego a convivir durante su temprana infancia y tambien, los únicos hombres con los que ella compartió momentos, su padre, Enzo, se caracterizaba por ser un hombre reacio y tozudo a la vieja usanza y esa era la razón por la cual mantenía a su hija casi en cautiverio y no le permitía convivir como los demás, Aura era una niña dulce, la princesita mimada de sus padres y de corazón tan noble y desesperantemente gentil, que era fácil que pasaron por encima de ella una y otra vez, Stephen solía molestarla demasiado cuando eran pequeños y Aura siempre lo buscaba a el para refugiarse escondida a sus espaldas mientras el se hacia cargo de poner a su estúpido hermano menor en su lugar, recordaba aquellas sonrisas sinceras así como sus disculpas por depender de el siempre que Stephen la metía en algún aprieto…quizás fue en esos momentos que perdió ante ella…no podría saberlo con certeza.

Aura había sido la prometida de Stephen por decisión de sus padres y los de ella, aquella decisión no le había gustado y quizás, esa fue la única ocasión antes de esta en que había actuado de manera poco racional, Aura tenía 8 años y Stephen 10, el para entonces ya contaba con 14 y su disgusto por la decisión fue tal, que aquella fue la única pelea que recordaba tener con su padre…si se era sincero la razón detrás de ello es que él se había acostumbrado a ser quien protegiera a Aura…por ello es que lo mas sensato es que el fuese el elegido para ser su prometido.

Pero la vida, siempre irracional, había jugado con todos de tal manera en que la única ocasión en que Aura Prince decidió oponerse a los deseos de su padre Enzo, todo cayo en un declive inesperado que se había transformado en una serie de eventos desafortunados y un completo caos, Aura había conocido a Cedrick Meuric, ese maldito infeliz arrogante, excéntrico y poco racional que vivía siempre al extremo, completamente opuesto a ella y del cual, ella había caído perdidamente enamorada y que se había encargado de arruinar casi por completo su vida…eran demasiadas cosas las que habían ocurrido que procesar toda la información que Aura le había dicho semanas atrás no había sido tarea sencilla…se habían casado en secreto, Enzo había querido divorciar a su hija después de enterarse de ello en el funeral de su esposa y lo había propuesto a el mismo como un esposo para su hija y así, tapar según en sus palabras “la deshonrosa mancha” que Aura había dejado al casarse con el hombre al que culpaba de su ruina y de la muerte de su esposa, aquella había sido su oportunidad para casarse con Aura, pero de pronto, Enzo había cambiado de opinión y había decidido dejar a su ya muy traumatizada hija en manos de Cedrick…sin embargo, todo había cambiado para peor y ahora mismo viajaba hacia California para ayudarla a ella…siempre a ella.

“Estoy embarazada, tengo mucho miedo, necesito huir lejos de aquí, donde nadie me conozca y Cedrick no logre encontrarme…necesito una nueva vida para mi y para mi hijo”

Aquellas palabras habían cambiado todo el panorama, y aun cuando el no era ni seria jamás el tipo de hombre que se preocupa por otros, si que lo hacia por ella, una vez mas y como cuando aun eran unos niños, estaba refugiándola a sus espaldas después de todo el desastre que desato la infidelidad de su hermano menor, Stephen la había cagado monumentalmente y las consecuencias de ello solo las estaba pagando Aura…se había enterado de toda la verdad de lo que había venido ocurriendo los últimos meses aquella noche en que acudió a verla a petición de Enzo…aun siendo la persona demasiado fría y calculadora que se consideraba, verla tan destrozada lo había…lastimado.

El sonido de su celular interrumpió sus muchos pensamientos, el nombre en la pantalla era el única que en realidad le interesaba, conectando aquella llamada siguió con su vista atenta al camino sin perder detalle de absolutamente nada en el panorama.  

– Andrew – respondió el elegante hombre de cabello negro como el ébano y ojos ámbar casi como oro.

– Me alegra que respondieras rápido, solo quería avisarte que encontré un lugar, no es necesario que te preocupes por mi y hagas esto, te prometo que estaré bien –

La dulce voz de Aura al otro lado de la línea lo hizo casi suspirar, de nuevo estaba allí, viviendo en su eterno papel de mártir, el lo sabia demasiado bien, no tenía un solo dólar en su cuenta bancaria, todo lo poco que tenía lo había invertido en huir de New York para perderle el rastro a Cedrick Meuric quien había marchado a Hong Kong por tiempo indefinido y debido a sus negocios al recibir una negativa de Aura de irse a su lado, ¿Qué iba a hacer una jovencita de 18 años embarazada, sin apoyo de nadie y sin un centavo en una ciudad como esa? Por supuesto que no la dejaría sola en ese embrollo en que se encontraba casi sin salidas.

– Aura, ya hemos discutido esto más veces de lo que debería estar permitido, no me harás cambiar de opinión, además, no creas que no obtengo ninguna ventaja de esto, después de todo ya había considerado expandirme y esta es una buena oportunidad para hacerlo, será mejor que dejes de jugar a la victima y aceptes mi ayuda, sabes bien que lo necesitas – respondió Andrew con demasiada dureza.

Un suspiro se dejo escuchar al otro lado de la línea.

– No soy una víctima, diablos, odio cuando me llamas así, si obtienes una ventaja esta bien, te agradezco por esto Andrew –

El silencio incomodo entre los dos se dejo sentir momentáneamente hasta que el demasiado apuesto y elegante pelinegro hablo. – Aura…quiero que me respondas algo, dime, ¿Tu lo sigues amando? – le cuestiono lo que ya sabia de antemano.

El silencio reino por algunos segundos, el ya sabia lo que ella tenía para decirle, pero, aun así, deseaba saberlo de sus labios.

– Con toda mi alma…y se que estoy mal por ello…solo espero que el tiempo me ayude a olvidarlo…el nunca dejara de mentirme…así como yo nunca dejare de amarlo –

Aquellas palabras dolieron, aun así, Andrew no se permitió mostrar expresión alguna en su siempre permanente estoico rostro, ya lo sabía, que Aura jamás dejaría de amar a ese imbécil…pero al igual que ella esperaba que el tiempo lograra calmar ese fuego entre esos dos, lo más lógico sería que fuese de tales maneras, pero con Aura todo carecía de lógica…incluso el.

El sol comenzaba a asomarse en aquella carretera, Andrew seguía pensando en todo lo que estaba a punto de acontecer y prometiéndose ser el ganador, aquella noche Aura le había pedido no dejarla sola…y no lo haría jamás, aun cuando fuese un hombre sin sentimentalismos y de lógica, con ella y solo con ella, se daría el lujo de tenerlos.

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