En una de las habitaciones secretas del Alfa Líder Braham en el castillo, se encontraban él, Olam y Caleb, todos nerviosos ante lo que tenían frente a ellos.

— Por lo visto— Comenzó Beta Olam tranquilo— el consejero Roel estaba haciendo su propia limpieza en la manada.

Todos guardaron silencio.

— Mi pregunta es, ¿Por qué no decirme? ¿Por qué guardarlo para él? —Braham se encontraba perturbado ante todos los posibles secretos que este castillo escondería de él.

— Porque… — Comenzó Caleb pensativo— si no podía confiar en el Alfa Líder anterior, no tendría motivos para confiar ciegamente en el nuevo.

Caleb estaba envuelto en sus propios tormentos, y ese era el mismo resultado al que había llegado desde que se enteró de la traición de su hermana.

Si el anterior había mantenido la paz por tantos años, no había razón para cambiarlo, y el nuevo sólo había llegado con peste, dolor y muerte rodeándolo.

“Tal vez si no conociera tan bien al Alfa Líder podría haber pensado o mismo” Pensaba Caleb”