Enviados de la Diosa Luna

*Dominic*

Mi madre llora en un rincón, yo estoy debajo de la mesa, él grita, lo único que hace es gritar, siempre está gritando, sino es a mamá, es a la Diosa Luna.

—Esa abominación nos ha traído desgracias solamente—grita señalando en mi dirección, yo me encojo aún más debajo de la mesa.

—Por favor Theo solo es un cachorro—suplica mamá al hombre que siempre grita.

Él la ignora como siempre y a paso rápido se acerca a mí, se agacha y me toma del pelo para tirarme fuera de mi escondite.

—Theo por la Diosa Luna es tu cachorro—dice mamá intentando que me suelte.

Ella se acerca y le suplica por mí, pero él no la escucha.

Él jamás la escucha, él jamás la cuida, una vez más cierra sus manos y golpea a mamá, ella sangra, sangra mucho y ya no llora, ya no hace nada más.

—Mamá—dice una voz en mi cabeza.

Dolor, siento mucho dolor y odio.

...

Tengo frío, la nieve cae, me gusta la nieve, me calma, siempre tengo mucho calor y la nieve me hace sentir mejor, pero ahora me siento solo, estoy solo, mamá ya no está conmigo, él ya no grita.

—Es un cachorro—dice una voz desconocida entre la nieve que cae.

—Morirá—afirma otra voz más, más fuerte, más dura, como la de él, solo que esta no grita.

Me levantan de mi escondite, yo no me resisto, no tengo miedo, ya nada me puede lastimar, ya no tengo nada por lo que tener miedo.

—Si muere al menos lo enterraremos como corresponde—dice la primera voz más cerca de mí.

...

Abro mis ojos y veo un techo sobre mí, ya no veo el cielo ni la nieve caer, estoy dentro de una casa.

—Despertaste cachorro—dice una mujer, huele extraño.

La miro, ella también me mira, es mayor que mamá, pero no tan vieja como la anciana de la manada, no recuerdo su nombre solo recuerdo que siempre me daba cosas a beber que sabían muy mal, vomitaba todo con asco, él obligaba a mamá a llevarme con esa anciana, gritándole siempre a ella hasta que mamá se cansaba y me terminaba llevando.

—Debes tener hambre, tuviste fiebre, pero esta ya bajo, aunque aún estas muy caliente, así que mejor seguiré cuidándote con hiervas, una pareja te trajo hace tres noches—dice dulcemente la anciana—me llamo Cecil, pero tú me puedes llamar abuela—dice picándome la nariz.

Me hace cosquillas su gesto y me remuevo en la cama, es suave y huele a limpia, me hace acordar a mamá.

Ella se levanta y me pongo triste porque de seguro me abandonara, como todos los demás, todos siempre se alejan de mí.

—Ella fue a buscar comida—dice la voz que siempre aparece cuando estoy muy enojado.

—Estoy loco, escucho una voz en mi cabeza—digo cuando abuela regresa con un plato con sopa.

—¿Escuchas una voz? ¿Tu Lobo ya te puede hablar?—pregunta mirándome extraña.

—¿Lobo?—pregunto confundido.

—¿Tus padres nunca te han hablado de lo que somos cachorro?—pregunta mirándome de la misma manera.

Se aleja unos metros y ese olor tan particular que tiene se intensifica hasta que me voy a un rincón de la cama cuando veo que ella desaparece y aparece frente a mí un lobo negro y marrón con los ojos amarillos ámbar.

Me tapo con la almohada y me intento ocultar debajo de la colcha, pero una mano me toca la cabeza.

—Tranquilo cachorro, no te hare daño—dice ella y salgo de mi escondite.

—¿Eres un monstruo?—pregunto asustado mirándola con los ojos bien grandes.

—No cachorro, somos Lobos, eso que viste es una transformación, algunos Lobos lo pueden hacer en la adolescencia mientras que otros necesitan llegar a la mayoría de edad que es a los veintiún años para hacerlo—explica abuela lentamente sin dejar de acariciarme la cabeza.

—¿Yo también?—pregunto ilusionado.

—Claro cachorro, aun eres muy joven para transformarte, pero si escuchas a tu Lobo muy pronto lo harás—dice ella con una sonrisa.

Soy un Lobo.

...

Ya han pasado tres años desde que vivo con abuela, ella es una renegada, una Loba sin Manada. 

Yo también lo soy, aunque ella dice que mi olor es diferente al que se acostumbra tener en nosotros cuando no tenemos una manada a la cual pertenecer. 

Vivimos a unos pocos kilómetros de una Manada, ella tiene permitido vivir aquí porque es muy buena partera y las Lobas jóvenes suelen venir a pedirle consejo cuando tienen a su primer cachorro.

Tengo unos trece o catorce años, no sabemos exactamente, pero sí sé que me llamo Dominic Wanderwor, ese es el nombre que me dio mi abuela, Cecil Wanderwor, no recuerdo mucho de mi vida anterior, solo que mi mamá tenia los mismos ojos y cabello que yo, de él solo recuerdo sus gritos.

—No pienses en él—dice Clayton, mi Lobo.

Hace algunas Lunas lo conocí y nos transformamos, tengo el pelaje negro y los ojos son muy oscuros, pero abuela afirma que tienen un destello rojo, somos grandes, muy grandes a pesar de que aún no somos adultos

Estoy por llegar a la casa cuando escucho a la abuela gritar, grita de dolor, igual que mamá.

—Mi cachorro murió por las hojas que le diste a mi compañera—dice un Lobo de la Manada que está cerca de nuestra casa, lo reconozco de hace dos lunas cuando llego aquí con su compañera destinada.

—Tu cachorro era débil, yo solo quise ayudarlo a fortalecerse—dice la abuela en un tono defensivo, mirando fijamente al Lobo.

Otro Lobo la sostiene de los brazos, esta arrodillada rodeada de cinco Lobos más.

—¡Déjenla!—grito cuando estoy a unos metros de ellos.

—Tú mataste a mi cachorro, yo matare al tuyo—dice el mismo Lobo de antes, esta vez mirándome a mí.

Abuela grita en mi defensa, igual que lo hacía mamá, el Lobo se acerca a mí y todo se nubla, pero yo siento calor, mucho calor.

...

—Pero miren que tenemos aquí—dice una mujer con un acento extraño.

Yo abro mis ojos, estoy muy cansado y no sé por qué.

¿Qué sucedió aquí? 

Todo está incinerado, los árboles y la casa, a unos metros diviso a abuela, ella está bien, pero a su alrededor hay montículos de cenizas que vuelan con la brisa.

—Me costó mucho encontrarte niño, pero ahora ya no te perderé de vista—dice la mujer que tengo delante.

Es joven y morocha, con el cabello largo, muy largo, tiene ojos negros y un olor particular, me gusta su olor, no entiendo por qué.

—Ella no es nuestra enemiga—comenta mi Lobo confiado.

—¿Fuego? Mi elemento es el agua—dice ella y una capa de agua cristalina danza sobre su mano—nunca te lo han dicho niño, pero tú eres único—dice ella mirando a la abuela.

—Es un maldito, igual que tú—afirma abuela y sus palabras me duelen, él me llamaba igual.

La mujer comienza a reírse descontroladamente.

—¿Maldito? Con que así nos llaman por aquí—dice cuando deja de carcajear—somos Ancestrales niño, Hijos Directos de la Diosa Luna, tu y yo somos únicos en este mundo y si vienes conmigo te enseñaré a hablar con nuestra Madre—dice ella extendiendo su mano en mi dirección.

—Debemos ir con ella—dice Clayton decidido.

—¿Cómo te llamas?—pregunto mientras sujeto su mano y me pongo de pie, no entiendo porque, pero no tengo miedo, confió en ella, al igual que lo hace mi Lobo.

—Dimitra Sokolov y soy tu hermana mayor—dice con una sonrisa y ese extraño acento.

—Ven con nosotros abuela—digo cuando estamos delante de ella.

—Aquí no eres nadie anciana, pero en mi hogar serás la abuela de muchos cachorros—dice Dimitra acompañando mi propuesta.

...

Esta ciudad no me agrada, pero este viaje tendrá muchos frutos, estoy conduciendo por medio de una Manada bastante moderna, con centros comerciales y escuelas, pero también comparten su espacio con humanos así que debo aparentar ser un humano más en su BMW. 

Madre ha hablado con Dimitra asegurándonos que tendremos una hermana menor, tres Ancestrales vivos es demasiado, a Dimi le asusta la idea de que algo realmente malo ocurra, pero bueno en la condición de ella no puede venir por la cachorra ella misma, así que me ha enviado a esta tarea de reconocimiento.

Me detengo delante de una casa, tiene dos plantas y ese color celeste cielo que la hace parecer muy acogedora y al salir del auto la siento.

—Sin dudas aquí esta nuestra hermana—dice Clayton alegremente.

Toco el timbre de la casa y una mujer bastante joven me recibe, es morocha y lleva el cabello algo ondulado, lo que más llama mi atención son sus ojos, esmeraldas brillantes que me miran con atención y mucha curiosidad.

—Buenos días, ¿Puedo ayudarlo en algo?—pregunta con una sonrisa en los labios.

—Ella debe ser la madre—afirma Clayton mirando a la Loba.

—Buenos días—saludo cortésmente—estoy buscando a una cachorra muy particular—digo con una sonrisa en el rostro.

Desde que madure me he encargado de desmentir algunas cosas sobre los Ancestrales, esta cachorra ya debe de saber que es y que no es en realidad, ¿porque vamos no somos malditos o demonios? 

Somos simples Lobos con habilidades únicas.

—Mi hija, pase por favor—dice dándome paso a la casa, está nerviosa, pero no tanto como para comportarse de una manera extraña.

Entro y me lleva a un salón con sillones y una mesa ratona en medio.

—Mi nombre es Ursula, mi hija se llama Thessa, ella... Creemos que es una Ancestral—dice con algo de duda en su voz.

—Mi nombre es Dominic Wanderwor, es un gusto conocerla Ursula y le puedo asegurar que su hija es mi hermana—digo sencillamente y su rostro cambia a uno de preocupación—los Lobos Ancestrales somos Hijos Directos de la Diosa Luna por ende todos somos hermanos, aunque no seamos hijos de los mismos padres—explico y ella asiente, sin embargo, su aroma no indica cambios en sus nervios.

—¿Mami?—pregunta una voz algo asustada que proviene de otro lado de la casa.

Me giro en mi lugar y la veo, es una cachorra con el cabello negro y ojos exactamente igual a los de su madre.

—Nuestra hermanita es hermosa—afirma Clayton con rapidez al ver a la cachorra.

—Ven princesa, déjame presentarte a alguien—dice Ursula extendiendo la mano a su hija.

Thessa se acerca y me mira, sus ojos cambian de verde a blanco y de blanco a verde nuevamente.

—Ella nos puede reconocer—dice Clayton fascinado.

—Princesa él es Dominic y también es especial como tú—dice Ursula señalándome.

—Muéstrame—dice con seriedad la cachorra.

Sonrió por su atrevimiento y me acerco un poco a ella, hago que de mi palma salga una pequeña llama que recorre mi brazo sin llegar a la manga de mi remera y regresa a mi palma para desaparecer en ella.

—Tú no eres como yo—dice ella con el ceño fruncido.

—¿A no?—pregunto divertido.

—Mira—dice y de su mano brotan pequeños destellos blancos que danzan en el aire hasta desvanecerse.

—Hielo—afirma mi Lobo ante la demostración de nuestra hermana menor.

—Increíble ¿Puedes controlarlo?—pregunto sorprendido.

—No lo sé—dice ella encogiéndose de hombros.

—¿Tu Loba como se llama?—pregunto para saber si es ella la que usa sus habilidades o es su Loba.

—Dakota—responde luego de mirar a su mamá.

—¿Cuántos años tienes Thessa?—pregunto intrigado.

—Nueve—responde con rapidez—¿Y tú?—pregunta igual de rápido.

—Yo tengo más de doscientos años, pero no te podría dar un número exacto ya que no hay registros de mi nacimiento—digo en respuesta.

Ella me mira extraño, pero algo la desconcentra, un Lobo entra en la casa y nos mira a todos y luego clava su mirada en mí.

—Russel te presento a Dominic Wanderwor, él es un Lobo Ancestral—dice con rapidez Ursula para calmar al Lobo que acaba de llegar.

—Russel Galvert, es un gusto—dice más calmado el Lobo—ya conociste a nuestra princesa—continúa sentándose al lado de Thessa.

—Tienen una hija increíble, ¿Conocen las leyes de los Ancestrales? —digo antes de dilatar más el tema.

Hace algunos años cuando Joseph era el Rey de los Lobos tuvimos ciertos desacuerdos y firmamos algunos tratados en los cuales escribimos algunas leyes a nuestro favor, por ejemplo, tenemos el derecho de llevarnos a cualquier cachorro que consideremos Ancestral, aunque los padres de este no estén de acuerdo.

—Si las conocemos—afirma Ursula mirando a Russel con tristeza.

—Yo no me quiero alejar de mis padres—dice Thessa enseguida.

—Te puedo asegurar Thessa que no te sentirás cómoda viviendo en una manada, cuando tu Loba se transforme querrás una libertad que no encontraras aquí—digo mirándola a los ojos.

Ella se queda en silencio sin dejar de mirarme.

—Mis padres nacieron en esta manada, mis abuelos también lo hicieron y yo de igual manera lo hice, quiero quedarme aquí—dice Thessa pareciendo mucho más mayor de lo que es.

—Me agrada nuestra nueva hermana, Dimitra la amara—afirma Clayton con rapidez.

—Si esa es tu decisión—digo con una sonrisa—¿Me dejarías quedarme y enseñarte algunas cosas?—pregunto sin dejar de sonreír.

Ella mira a sus padres y estos asienten.

—Sí, quiero que me enseñes—dice con una sonrisa.

Se pone de pie y se acerca a mí, me da un abrazo y puedo ver como sus padres abren muy grandes los ojos.

—Ella no soporta el contacto físico con otros Lobos que no seamos nosotros—dice Ursula ya que Russel no sale del shock.

—Eso es normal, nosotros no disfrutamos de la compañía de otros Lobos, somos solitarios por así decirlo, solo nos gusta estar con Lobos Ancestrales como nosotros—explico a los padres de mi hermanita.

—Mejor explicado imposible—dice mi Lobo con aprobación.

...

—Algo le sucede a Thessa—dice Clayton ante la sensación que acabamos de tener.

Un dolor en el pecho y un horrible escalofrío nos indica que algo malo le sucede a nuestra hermanita.

Sin dudarlo salimos al patio y nos transportamos al lado de nuestra hermana.

Cuando las llamas desaparecen en el aire nos encontramos con una escena de película de terror.

El auto de Russel volcado y Ursula sin vida a un lado de la carretera, Russel esta desmayado cerca del cuerpo de su esposa.

—Creo que se intentó arrastrar hasta ella—dice Clayton con tristeza.

Pero no corre peligro su vida, eso es algo positivo.

Thes aún está en el auto, seguramente producto del cinturón de seguridad. 

Pero esto no es lo peor, a su alrededor hay renegados, unos veinte como mínimo.

Al parecer ambos Lobos lucharon hasta la muerte de uno y el cansancio del otro.

—Esto no me gusta nada—comenta mi Lobo con rapidez.

Le dejo el control a Clayton y él se encarga de ir con nuestra hermanita, uno tras otro los renegados caen o son incinerados por las llamas de mi elemento Ancestral.

Luego de unos minutos damos con Thes y verificamos cuan graves son sus heridas.

—Debemos hacer que entre en un capullo elemental—dice Clayton cuando vemos que sus heridas son graves.

Podría ser que sus padres no llegaron a protegerla del todo en la batalla.

Intentamos hacer que Thes reaccione, pero no lo conseguimos así que agarro mi celular y llamo a Dimitra.

*Llamada telefónica*

—Hola niño, ¿Cómo estás?—responde Dimi al segundo tono.

—Dimi tenemos un problema, atacaron a Thessa—digo con rapidez ignorando su saludo.

—Ah con que eso fue lo que sentí, ¿Ella se encuentra bien?—pregunta con su inusual acento.

—Sus heridas son graves, necesito que vengas y la ayudes a entrar en un capullo elemental—digo tan rápido como puedo.

Ella corta la llamada al escuchar mis palabras y unos segundos después aparece en un remolino de agua.

—Debemos darnos prisa—dice mi hermana mayor con su peculiar acento.

Ella cubre a Thes con una fina capa de agua y unos minutos después esta se congela creando un capullo de sanación.

Luego de asegurarnos de que la niña este bien vamos con Russel y verificamos que este a salvo.

Tomamos uno de los coches que trajeron esos renegados y subimos a Russel y a Thessa mientras que a Ursula la envolvemos en una tela y la llevamos en otro auto.

Decidimos salir de la Manada e ir a un territorio neutral, luego de hospedarnos en un hotel, curamos las heridas de Russel y lo dejamos descansar.

*Dos horas después*

—¿Dónde está Thes?—pregunta Russel desde la cama.

—Ella está en la otra habitación con Dimitra—respondo dirigiéndome a donde se encuentra el Lobo.

Sus heridas prácticamente ya están sanadas.

—Thessa entro en un capullo elemental—explico la situación lentamente—Ursula…—continuo, pero me detengo al ver la expresión de Russel, él ya lo sabe.

Ursula y Russel estaban enlazados, de seguro sintió su muerte apenas recobro la conciencia o antes de quedar inconsciente.

—¿Thessa aún no lo sabe?—pregunta Russel intentando no quebrarse.

—Dentro del capullo se podrá comunicar con nosotros, pero aún no ha recobrado la conciencia—digo a modo de respuesta.

El Lobo asiente y comienza a llorar, pongo mi mano en su hombro y se lo apretó.

—Que la Diosa Luna no permita jamás que pasemos por esto—dice Clayton intentando reconfortar a Russel con su calor.

Nosotros no solo podemos incendiar, congelar o ahogar a los demás, nuestros elementos tienen distintas funciones, por ejemplo, Dimitra puede regenerar heridas, mientras que yo puedo transmitir un calor que calma las mentes y los cuerpos, Thessa con su elemento puede desanimar a los que la rodean, transmitir tristeza sería una descripción correcta.

—Eres pésimo para explicar lo que puede hacer Thes—dice Clayton en defensa de nuestra hermanita.

—Haber Lobo quisquilloso explícalo tú—desafío a mi Lobo.

—Thessa puede hacer lo contrario de nosotros, puede quitar todo sentimiento de alivio o paz mental para destruir al enemigo desde adentro—dice él con tono superador.

—Dominic, nos atacaron renegados—dice Russel luego de unos minutos.

—Lo sabemos, nos encargamos de unos cuantos—digo en respuesta a su comentario.

—Pensé que ustedes tenían un tratado con los renegados—dice Russel mirándome a los ojos.

—Los renegados no siguen reglas ya, que tengamos algunos arreglos con unos pocos no significan que sea con todos ellos—digo intentando tranquilizarlo.

—Entiendo—dice asintiendo—¿Iban por Thes?—pregunta a continuación.

—Sí, nosotros ya estamos acostumbrados a los ataques, pero al parecer ahora también tendrán como objetivo a la cachorra, Thes ya no está segura—digo intentando no sonar mala onda, pero por la cara de Russel creo que fracase en mi intento de que esto no se nos fuera de las manos.

—Mi hija aun es una cachorra ¿Porque los renegados querrían matarla?—pregunta Russel preocupado.

—Porque somos todo lo contrario a ellos, los renegados no tienen un lugar en el mundo en cambio nosotros tenemos lugar a donde vayamos—digo intentando explicarme lo mejor que puedo.

—¿La protegerán?—pregunta el padre de nuestra hermanita.

—No tengas la menor duda Russel, Thessa estará a salvo—prometo, aunque sé que es tarde para Ursula, haremos lo imposible por proteger a su hija.

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