12 de junio
Ya hemos bajado del avión y recorremos los pasillos del aeropuerto tomados de la mano en absoluta libertad. Supongo que el estar en una ciudad donde no soy conocido; al menos eso es lo que yo creo, ayuda bastante a que seamos libres. Nos miramos de manera cómplice mientras buscamos el área de renta de vehículos para recoger el auto que hemos alquilado y sonreímos como dos tontos.
—Espérame. — Me pide de repente y entra a uno de los baños.
Me la quedo esperando en un costado con las maletas y mientras observo a la gente, no puedo parar de pensar que finalmente estamos aquí los dos solos. Es como si fuese una pequeña luna de miel adelantada y claramente me entusiasma demasiado la idea.
—Vamos. — Le escucho decir y al voltearme la veo con sus ojos algo cristalizados.
—¿Te encuentras bien?— Pregunto preocupa