Zaideth:
Estaba encerrada en la habitación, hecha una bolita en el mueble que se encontraba en el balcón llorando a cántaros. Llevaba una hora allí, sin poder darle la cara a todos.
Fue bochornoso. Humillante. Mi dignidad quedó tirada por el suelo.
¿Cómo podía ser posible que mi propio novio me desprestigiara frente a todos los invitados? ¿Que se atreviera a decir que yo le había sido infiel, y lo peor, que dijera que yo seguía hablando con ese hombre?
Estaba peleando conmigo misma para poder mantener la compostura frente a toda esa situación que me torturaba, y que, Walter de un momento a otro, transformara la discusión en un sinsentido donde cuestionara mi fidelidad insinuando que yo era una cualquiera… Hizo que en mí muriera algo.
Quería recoger mis cosas y marcharme de aquella cabaña, no volverlo a ver má