Me senté en la cama nuevamente, la criada me había preparado unas sopas de calabaza, y eso me ayudó muchísimo.
-No me puedo ir de viajes dejándote de esta manera-Dijo Deivis.
-Te dije que no ha pasado nada-Le explico de nuevo, ya van cinco veces que le he dicho que no pasa nada.
Deivis regresó hace poco, en realidad se devolvió. No podía ir tranquilo a donde iba.
Aunque me haré una prueba de embarazo, nunca hace falta despejar las dudas.
-Mi vida, mañana me tengo que ir, ¿Segura que estás bien?-Asentí.
-Si, puedes irte tranquilo, haremos videollamada diario ¿Si?.
-Obvio mi Reyna-entrelace sus manos con las mías-Ojo Deivis con andar de picaflor-Se que es guapo y cualquier mujer andaría con él.
Él soltó una carcajada.
-No, jamás te engañaría, en mi mente solo estás tú, mi Coral.
La tarde llegó, y Deivis ya estaba empacando sus maletas listas para mañana, él estaba muy triste en realidad no quería dejarnos solos.
Alan ya estaba acostumbrado a que papá se fuera de viaje cada tres meses po