CAPÍTULO 61. LA OTRA
En horas más tarde, la pareja salió al centro comercial con María, lo primero que hicieron fue dirigirse a una tienda departamental, y se dirigieron hacia el área de golosinas, ante un antojo que tenía Guillermo de chocolates.
— ¿Vamos a comprar ropa para mí? —cuestionó la pequeña.
Guillermo y María ladearon los labios sonrientes.
— ¿Te has portado bien? —preguntó Isabella.
—Claro, siempre lo hago —respondió esbozando una amplia sonrisa, cargada de orgullo.
— ¿Quién habrá sido la persona que embadurnó el espejo de tu habitación con crema? —Isabella volvió a intervenir mirándola a los ojos, presionó la mano de su esposo, al escuchar que dio una pequeña risita.
—Tuvo que ser una de mis muñecas —María manifestó—, porque no recuerdo haberlo hecho.
— ¿Estás segura?, creo que será mejor que vayamos a comprar la ropa que necesito. —Se dio la vuelta para moverse del lugar.
—Solo deseaba practicar mi escritura —respondió—, lo lamento, quise borrar las letras y todo se regó por todas pa