¿—Recuerdas que en Gabraca había una tradición de que los presos condenados a muerte podían disfrutar de una comida antes de ir a la guillotina? ¿Y no te preocupa que esta comida sea tu última cena?
Ellen volvió a decirlo en tono perezoso.
La chica no se molestó en prestarle atención; tomó un sorbo