Probablemente el hecho de que Santiago se sintiera un poco mejor con la compresa en la frente avivó su orgullo inherente y condescendencia. Él le lanzó una mirada de reojo a Juliana, quien estaba furiosa, y sus burlas se intensificaron.
—Señorita Román, incluso usted misma dijo que soy un loco. ¿Por