Manuel estaba a punto de estallar en furia, pero fue reprimido por su esposa que estaba a su lado.
Antonia se dirigió a Diego con cierta resignación y dijo:
—Eres un tonto, ¿sabes? No nos oponemos a que te cases con la señorita Valdés, ¿por qué te apresuras tanto? Si vas solo, ¿cómo crees que verán