—¡Ella no es mi esposa!
Casi sin pensarlo, Emiliano soltó esas palabras mirando seriamente a Juliana: —Aún no estamos casados, ella no es mi esposa.
Juliana quería contradecirlo, ya que habían divorciado, así que ya no podía llamarse a sí misma Señora Torres.
Pero pensó que no tenía sentido decir es