Ella se irguió como un resorte y sus ojos se llenaron de miedo a lo que pudiese pasar.
— ¡No, no, no Margarita vamos a resolverlo! – asintió con el labio mordido para no llorar.
— ¡Llama a Amanda! – se le escapó un sollozo.
— Sí, claro – corrió a la sala por su celular y marcó — ¿Mandy?... ¡hola cariño! – su respiración no le permitía hablar, ella le pidió el teléfono y luego se dio cuenta de que no podía y negó — Nena, yo… eh… acabo de tener sexo sin condón y la chica no se cuida – escuchó atento — Si… yo… ella… si es importante, es Margarita – Anna se tapó la boca y cayó falsamente desmayada en la cama, escuchó su risa — ¡Esto&hellip