— ¡No quiero entrar en ese maldito apartamento! – dijo Alejandro Del Toro con los puños y la mandíbula apretada.
— ¡Jefe, esa fue su condición! – Refirió Andrés — Hacerlo de otro modo es exponerla a los medios y caerán personas importantes y hasta usted mismo por la fuerza de la gravedad.
— ¡Tiene que haber otra forma, no sé qué me puedo encontrar allá! – por primera vez en su vida el riesgo lo asustaba porque Anna estaba en medio.
— ¿Entonces cuál es el plan? – pregunta Juan.
— Ninguno niño, no hay otro. Hay que seguir – expuso resignado — ¡Lucas, dame un arma! – exigió a su Jefe de Seguridad.
— ¡Alejandro! Yo creo…