6. Visitando a Leonardo

Están entrando en la propiedad de la casa de su hermano. Estacionan frente a la casa y enseguida lo recibe una de las empleadas haciéndolo pasar hasta la sala mientras que ella se dirige en busca de su jefe.

—¿Qué te trae por aquí? ¿Ha pasado algo?

Su hermano baja las escaleras viéndolo preocupado. Adriano se le queda viendo, notando lo viejo que se ve, parece de cuarenta. Recuerda que su hermano pega duro por lo que decide omitir dicho comentario.

—No, nada importante —se encoge de hombros con ese tono de voz de que me oculta algo que lo afecta— Cuéntame ¿Niño o niña? —Desvía el tema.

—Niño, vamos a tener un niño —le cuenta emocionado por la noticia.

—Ya tenemos el siguiente heredero al trono —suelta sin pensar, ganandose una mala mirada de su hermano.

—Ni lo digas. Estoy que me voy con Kendra y mi hijo lejos de aquí, a dónde no puedan encontrarnos —resopla angustiado, ahora entiende a su padre y su constante preocupación por su futuro.

—Es algo que no podrás evitar, será su decisión. Si lo dejas conmigo una temporada, puedo encargarme de mostrarle la peor parte de todo esto para que no le queden ganas —se ofrece con su mejor cara de malo. Cuando se propone quitarle las ganas a alguien lo hace demasiado bien.

—Si realmente me quieres ayudar, búscate una novia, formaliza una relación y ten un hijo que ocupe tu lugar cuando estes viejo —su mirada cambia por completo perdiéndose en sus recuerdos— Te siento extraño ¿Pasa algo?

—No es nada, es solo que comenzaron una construcción al lado de nuestro cementerio y un metiche descubrió un cuerpo que la lluvia y un pequeño deslave destapó, ahora están investigando —le cuenta, reservándose la información de Eliza y lo que está planificando hacer con ella.

Nota el cambio radical en el semblante de Leonardo, notando que se ha preocupado por demás en algo tan trivial como eso. No se quiere ni imaginar si se entera que el CICPC ha asignado el caso a un grupo de agentes para investigar y llegar al fondo del asunto.

—Mi papá tenía un contacto, ¿Por qué no has recurrido a él? —le pregunta, sacándole información.

—La que lidera la operación está por encima de él, dice que no puede hacer nada —una pequeña sonrisa pícara se le escapa de los labios sin poder evitarlo, captando la atencion de su hermano.

—¿Qué has pensado hacer? Y ¿a qué se debe esa sonrisa? 

Adriano voltea a verlo sorprendido, endurece su rostro ocultando sus sentimientos. Lamentablemente para él, Leonardo lo conoce muy bien, por lo que sus alertas se encienden al instante.

—Visitarla, quizás una conversación amistosa sea suficiente. Es una mujer, al fin y al cabo —le dice de forma despectiva, como si fuera un mero procedimiento.

—Ve con cuidado, no juegues con un fuego del que después no te quieras quemar. Mira que en ocasiones las cosas se voltean y termina uno con el corazón roto —le advierte, esperando estar equivocado.

—¿Quién se va a quemar? —viene bajando las escaleras Kendra. No se pudo contener al escuchar la voz de Adriano. 

Leonardo se levanta rápido de la silla y se dirige a ella ayudándola a bajar las escaleras. Le ha pedido varias veces que no baje las escaleras solas, teme que se resbale y se ocasione un daño grave que perjudique a su bebé.

—Hermano, que dramático te has puesto —se burla de Leonardo, viendo lo patético que se ha puesto desde que está con Kendra.

Ignorando el comentario de Adriano, ayuda a Kendra a sentarse en uno de los muebles acomodando los cojines tras de ella, para luego acercar una silla sentándose a su lado.

—¿Tienes problemas con alguna mujer?—Kendra le pregunta a Adriano con picardía.

—Algo así, se está metiendo en donde no debe y debo buscar el modo de alejarla de allí por las buenas —le responde como si esa mujer no le importara en lo absoluto.

—Habla con ella en un lugar relajado, será más fácil que la conversación fluya y no se ponga tenso el ambiente —le aconseja Kendra— podrías presentármela, quizás te pueda ayudar en algo.

Le pide Kendra pensando en que sería una buena idea integrarla de a poco, más por el segundo trabajo de Adriano que necesita de una mujer con un temple fuerte, que lo ayude a seguir adelante.

—Muchas gracias cuñada por el consejo, lo tomaré en cuenta. Por cierto, me dijeron que ustedes están comprometidos, para cuando tienen planificado hacer la boda.

Adriano cambia el tema sin el menor disimulo, Kendra voltea a ver a Leonardo sin comprender lo que sucede, pareciendole extraño esa actitud, pensó que se entusiasmaria al contar con su apoyo.

—Lo mejor será esperar hasta que Kendra dé a luz y esté recuperada, por ahora ella necesita estar tranquila y pasar el mayor tiempo en cama —le sigue la corriente para llevar la fiesta en paz, pero teniendo presente que tratara este tema con él.

—Sí me imagino, por todo lo que ha pasado.  Kendra ¿en dónde te gustaría que fuera tu boda? —le pregunta con curiosidad, ideando un plan para su siguiente paso a tomar. Tan solo debe ocultar sus verdaderas intenciones de su hermano

—Siempre soñé con que fuera en el “Pico Bolívar” en la estación “Pico Espejo”, ojalá y se pudiese manipular el tiempo para que justo en ese momento cayera la nevada escarchada, sería tan lindo y romántico, adecuado para la ocasión —sus ojos se iluminan al hablar de ello.

—¿Cómo es posible que, teniendo tan buen gusto, te hayas fijado en mi hermano? —le pregunta sorprendido, mientras que lo ve de reojo.

—¡Oye no te pases! ¿Estas a favor o en contra? Se supone que eres mi hermano —bromea haciéndose el ofendido.

—A favor de mi cuñada, claro está. —recibe un mensaje que hace que cambie su expresión por completo— ya me tengo que ir, tengo unos asuntos que resolver. Cuídate mucho Kendra para que mi sobrino nazca fuerte —se despide de ella dándole un beso en cada mejilla.

 —Y tú procura buscarte una novia, casarte y tener muchos hijos varones —le responde Kendra enfatizando las dos últimas palabras, haciéndolos reír, sabiendo por dónde viene la cosa.

En cuanto sube al carro, le devuelve la llamada a Mauro, esperando tener buenas noticias en cuanto a los cadáveres y la agente.

—Jefe, le tengo noticias. Logramos sacar los otros cuerpos lejos de su alcance, los que quedaron al descubierto, borramos toda información de ellos del sistema por más que busque, no va a conseguir nada —le informa a su jefe del avance que han tenido.

—¿Las evidencias?

—Están en eso en este momento, en unos minutos estaremos saliendo para allá.

—Necesito que me averigues quien es el dueño de esa construcción, me gustaría conversar con él —le pide, pensando en que quizás ese hombre le sea de utilidad.

—Jefe, ¿no cree que eso sería muy peligroso?

—Solo seré un empresario amistoso qué siente mucho todo lo que le ha ocurrido y desea ofrecerle su ayuda en lo que necesite, no veo porque eso sería un riesgo para nosotros.

—Ya me pongo en ello jefe.

—Vámonos a la empresa nuevamente este día será un poco más largo de lo esperado —le ordena a su chofer.

Un poco más de una hora después llega Mauro con el dueño de la construcción, Adriano le invita a sentarse ofreciéndole un trago para conversar a gusto.

—Hoy las noticias han estado repletas sobre lo sucedido en su construcción, espero que los agentes encargados de ellos logren dar con los responsables de todo aquello y usted pueda continuar con sus proyectos —le dice sentándose frente a él, como si estuviera en una conversación casual.

—Yo también lo espero, porque con cada día de retraso, son millones que perdemos —toma otro sorbo de su trago sintiéndose agitado, el mal rato que ha pasado hoy está que le provoca un infarto.

—Puedo entenderlo completamente y si usted me lo permite creo que tengo la solución para su problema, es algo que debe estar empapado ya qué situaciones cómo está suelen ser recurrentes y tener algunas herramientas cerca nunca están demás —se ofrece, sabiendo que él podría ser de utilidad más adelante.

—Cualquier ayuda que usted pueda ofrecerme será bienvenida, significaría mucho para mí y también para mis socios el que nos instruya cómo acabar con este problema.

Adriano sonríe victorioso, sabiendo que ha logrado su cometido, ubicando en su lugar una de las tantas piezas del rompecabezas.

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