Niko frunció el ceño, —¿Qué pasa? ¿Herida?
—No. Los bandidos tomaron bastantes rehenes, no me atreví a actuar precipitadamente. Tampoco esperaba que esos tipos llevaran bombas. Y me la ataron a mí.
Niko se puso un poco enojado al oirlo.
Sabía que Sabrina era buena en todo menos en desactivar bombas.
Eric apretó los puños con rabia cuando oyó a que los malos le habían atado una bomba a su madre.
«¡Esos malditos malos! ¡Nunca se les deja escapar así como así!»
—¿Qué pasó después? —preguntó Niko.
—Entonces apareció Francisco, desactivó la bomba y me salvó. —dijo Sabrina.
Niko guardó silencio durante un rato y se mofó, —¡Le debes otra vida!
Sabrina no dijo nada.
Niko miró por la ventana, de repente tenía una idea: quería ir a España.
«Así, si algo así vuelve a ocurrir en el futuro, la primera persona en rescatar a Sabrina seré yo.»
Niko guardó silencio un rato y preguntó: —Entonces, ¿estás con Francisco?
—Sí.
«¡Claro que sí!»
Niko se burló: —¿Puedo saber cómo están ahora?
S