Justo cuando entró en la sala del banquete, Sabrina vio a Martín y Antonio.
Sabrina tomó una copa de vino tinto y se acercó a saludarlos.
—Dra. Suárez, hacía mucho tiempo que no lo veía. —Antonio seguía siendo educado y cortés con Sabrina.
—Puede llamarme Sabrina. —sonrió Sabrina.
Antonio miró a Sabrina con una gracia gentil, —Bien.
Martín miró a Sabrina, —Sabrina, si tienes tiempo, ven a cenar a mi casa, mi abuelo te echa de menos.
Sabrina asintió, —Bien, ¿cómo está tu abuelo?
Marco se había recuperado mucho, así que no hacía falta que Sabrina fuera a darle masajes todos los días.
—Al abuelo ya no le duelen las piernas y cada vez tiene más energía. Hace dos días le hicieron una revisión médica y todos los indicadores han mejorado.
Ahora la familia Pérez estaba llena de gratitud hacia Sabrina.
—Muy bien.
Sabrina charló un rato con ellos y luego llegó Alejandro.
Desde que Alejandro se había convertido en el presidente del Grupo Herrera, había recibido cada vez más atención.