CRISTÓBAL
—Lo sabía, lo sabía —repitió varias veces para sí misma, alcance a escuchar con claridad a mi madre, pero no entendí lo que decía.
—¿A qué te refieres? —cuestione, luego de abrirle la puerta de su habitación.
Sacudió su mano y me ignoro antes de pasar e irse a su dormitorio. Luego de la celebración que mi madre le organizó a Sophie, la convencí para venirse a descansar. No había parado en todo el día y aunque fingía estar bien, yo sabía que no era así.
—Es mejor que duermas, has estado muchas horas de pie y no has descansado nada —le dije cuando ella tomó su libreta y se sentó a escribir algo en ella, la usaba casi todo el tiempo.
No sé si sea un diario el que tenía, pero no iba a preguntárselo, no le hacía nada malo que tuviera uno, eso no quitaba que se me hiciera extraño que mi madre escribiera todo lo que vivía o incluso lo que se imaginaba.
—Lo haré cuando termine de escribir esto —indico con su dedo la libreta en su otra mano. —Es algo que no puedo dejar para maña