Boris fue despertando poco a poco sintiéndose morir, los recuerdos sobre lo vivido reciéntemente la despedazaban.
No quería despertar, no soportaba saber que su amada luna ya no se encontraba a su lado ni en éste mundo.
Deseaba seguir durmiendo, seguir inconciente, ya que en el mundo de los sueños era el único lugar donde aún podía seguir viendo y estando junto a su amada luna.Su gran amor.
Pero lamentablemente iba despertando. La luz de día penetró sus capas de sueños logrando así que Boris abra los ojos.
Lo primero que vió fue a su padre, de espaldas a ella contemplando el jardín por la ventana. Las lágrimas humedecieron su rostro, aún se sentía mareado por la droga que le hubo inyectado Luzbel.
— ¿Ya despertaste hija? En horabuena — la voz fría y dura de Gabriel le provocó escalosfríos.
Gabriel volteó y le clavó la mirada a su pálida y deprimida hija quien desvió la mirada hacia el otro lado.
— Mataste