Lunia señaló las figuras en el dibujo y explicó: —Mamá, tío, hermano, yo, somos una familia.
Clara tenía una expresión avergonzada, abrió la boca pero no sabía cómo explicarlo a la niña.
Ese era el problema de las familias monoparentales para los niños, un dilema que ninguna madre podía resolver, y Clara no era una excepción.
Después de dudar un rato, Clara finalmente explicó: —Cariño, el tío es el tío, mamá y ustedes son una familia. El tío solo está aquí para protegernos, como un padrino. Él solo puede estar con ustedes por un tiempo, algún día llegaremos a nuestro destino y el tío se irá.
La niña, que siempre había sido obediente, estalló al escuchar esta explicación: —¡No, no se vaya! Me gusta el tío.
—Sí, sé que te gusta, pero cariño, en el futuro conocerás a muchas personas y no todos podrán acompañarnos hasta el final. El tío también tiene su trabajo, sus propias cosas que hacer, ¿verdad? No puede estar junto a ti para siempre, ¿verdad?
Al ver las lágrimas en sus mejillas, Clara