Ante la propuesta de Alfonso, Clara rechazó sin dudarlo: —Abuelo, si estuviera interesada en Ezequiel, no habría huido. No tengo intención de volver a casarme.
—Está bien —Alfonso mostró cierta decepción en sus ojos, pero no presionó a Clara—. Está bien, no insistiré, solo espero que seas feliz cada día. Recuerda asistir a la cena de compromiso mañana por la noche, ¿te gusta el vestido?
—Sí, es precioso, pero abuelo, tengo una petición. No quiero que los niños asistan.
—De acuerdo, protejamos a los niños, todavía son pequeños.
—Abuelo, no sé si esa persona va a actuar mañana. Ella me odia hasta el hueso y seguramente no desperdiciará la oportunidad de matarme.
Alfonso soltó la pluma de escribir con fuerza. —No te preocupes, mi querida. Estoy esperando que ella venga. Si se atreve a venir, no habrá vuelta atrás. Ya he ordenado a tu tío que refuerce la seguridad.
Clara suspiró. —Es muy probable que esa persona esté relacionada con mi familia de origen. Abuelo, ¿realmente no sabes dónde e