Capítulo 1252
La primera acción de Clara fue cubrir con tierra las últimas huellas de líquido amniótico en el suelo, dejando la última marca en la encrucijada del camino.

Cuando Ezequiel siguió el rastro y llegó allí, se dio cuenta de que las huellas del líquido amniótico se detenían allí.

Frunciendo el ceño, intentó buscar otras pistas, pero escuchó un ruido susurrante proveniente de un callejón cercano.

Sacó su pistola y se acercó paso a paso, mientras Clara, sentada detrás de un contenedor de basura, con los ojos vidriosos, vio a alguien acercarse y gritó asustada: —¡No te acerques!

Con una piedra en la mano, la arrojó con fuerza hacia Ezequiel, quien esquivó el proyectil moviendo la cabeza, con un movimiento limpio, preciso y elegante.

Desde una posición elevada, Ezequiel la miró y dijo: —¡Finalmente te encontré!

Los ojos de Clara se enfocaron finalmente y respondió: —Eres, eres tú.

Ella instintivamente intentó correr, pero Ezequiel la agarró del cuello y en un segundo la cargó sobre su hombro c
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