Toda su ira estaba siendo reprimida. Temía que si miraba a Yolanda por un segundo más, terminaría por estrangularla.
Si hubiera llegado unos instantes más tarde, Clara estaría perdida.
Antes, él solía pasar por alto los celos y las disputas de Yolanda, considerándolas simplemente peleas de mujeres.
Nunca habría imaginado que las cosas tomarían el rumbo que tomaron hoy.
Diego miró la herida sobre la ceja de Clara y le dijo: —Ve a atender esa herida. Dejaré a Claudio al cuidado de Carmen.
Carmen era la niñera que él había enviado para cuidar a Claudio. Clara vio que la erupción roja ya estaba bajo control y se sintió aliviada. Dejó al niño al cuidado de la niñera y, finalmente, pudo respirar tranquila.
—Mamá, mamá... —Claudio la llamó de nuevo. En cuanto la vio alejarse, entró en pánico y perdió toda su anterior docilidad.
Clara se sintió triste por las lágrimas de su hijo y regresó para abrazarlo nuevamente. Esta vez, Claudio dejó de llorar y se acurrucó en sus brazos.
Diego se acercó c