8. La tentación los une la suegra los separa.
— Dime Kaira, ¿qué significa que si no podías salvarme esta vez?
Los ojos de la chica eran un poco evasivos, —Nada… está lloviendo mucho y lo mejor es que volvamos. No quiero que te enfermes…
Pensó cuidadosamente que quizá había entendido mal a esta mujercita, pues ella no lo había salvado, así que debía haber perdido la cabeza.
— Tienes razón, pero, no creas que te lo agradeceré, no te amo, no siento nada por ti.
— Ya lo sé.
— Entonces ayúdame a levantarme, creo que me lesioné el hombro al caer del caballo.
— Bien, pero ¿Crees que puedas cabalgar?
— Sí.
Fue difícil subirse al caballo y cabalgar, pero aún más cuando debió bajarse de él, para la sorpresa de Arin, Kaira manejó todo con serenidad y luego de algunas instrucciones finalmente estaban a solas en su habitación.
— Voy a tener que ayudarte a quitarte la ropa, estás lesionado y todo lleno de barro y estuviste mucho tiempo con la ropa empapada…
— No te quiero atendiéndome. ¿No hay otro sirviente?
— Todos están agotados, estaban