66. Siendo honestos
Kaira aquella situación la tenía con los pelos de punta, estaba obligada a decidir en algo que ni siquiera había pensado antes y aunque parecía graciosa la situación también le molestaba que la presionara.
— ¿Entonces qué me dices?, ¿Aceptas ser mi novia?
— ¿Y si respondo que no?, ¿Qué harás me tendrás cautiva por siempre?
— Puedo ser muy paciente, además eso de darte de comer, bañarte, acostarte se me hace tremendamente apetecible.
— Esto es un atropello, ¿acaso estamos en la época medieval que se llevaban a las mujeres como si fueran mercancías?
— Yo te rapté para hacerte mi princesa.
— Pronto comenzaré a ser un desastre con la leche materna…
— Yo te coloqué una protección nueva cuando te vestí, pero no tengo problema en darte una mano para solucionarlo, de hecho se me ocurren muchas maneras de extraer la leche y qué hacer con ella.
— Tonto, pervertido, ¿Y nuestros hijos?
— Están en excelentes manos y tienen leche materna hasta por dos días.
— ¿Así que hiciste la tarea?
— Te lo dij