Estoy sentada en una mesa del café donde he quedado con mi madre mientras que Bautista está a unas cuantas mesas más atrás cumpliendo el trato de estar aquí de incógnito. Apenas hemos llegado hace dos horas y regresamos mañana por la noche, pero es que lamentablemente no me han dado más días en el trabajo.
Bebo un sorbo del riquísimo café que me han servido y sigo esperando hasta que finalmente veo a mi madre entrar al café y sonreír al